sábado, 14 de mayo de 2016

Rugidos de León


Las bromas con los nombres suelen ser de mal gusto, pero sospecho que a León Molina (Cuba, 1959) no ha de importarle mucho cuando cultiva ese espléndido perfil leonino de sus fotos:



Y que trae a la memoria a otro león, Bloy. Por otra parte, nos permite un chiste que esconde una verdad: es un rey de la selva de lianas del aforismo. De su libro Mapa de ningún sitio (Siltolá, 2015) no he podido dejar de seleccionar estos rugidos:

Cualquier deseo es, al menos, dos; el de escapar y otro.
  
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Qué pena dan esos a los que les gusta dar pena.
 
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Quien encara la vida como un problema se tendrá que conformar con soluciones. 
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Las personas que son una autoridad en su materia, si son tontos, son mucho más tontos.  
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La originalidad es una máquina de triturar poetas. 
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Al que no lleva razón le queda un recurso: pedir una votación. 
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Para ser prudente hay que ser valiente. 
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Las mujeres alcanzan su mayor atractivo cuando empiezan a perder su máxima belleza. 
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Los que se denominan religiosos no practicantes  quieren pagar el perdón en B. 
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Con la prisa todo camino es un túnel. 
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La vida es como aquellos laberintos de cristal de las ferias antiguas; un camino escondido en la transparencia. 
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Alegría y felicidad. Física y metafísica. 
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La tristeza es un pozo. La melancolía una acequia. 
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La tolerancia displicente es la intolerancia de la gente fina. 
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La belleza y la verdad son pareja. Y como todas las parejas tienen sus épocas mejores y sus épocas peores. 
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El desconocimiento de la propia ignorancia no exime de su cumplimiento. 
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Una sospecha: a partir de cierto grado de complejidad del discurso, el pensamiento se desvincula de su objeto. 
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Si no pierdes el tiempo, ¿cómo quieres encontrarlo?

Aunque no todo es rugir, porque ¿qué me cuentan de estas delicadezas?



1 comentario:

Tierra dijo...

¡Qué bellos rayos y qué sonoros truenos! Mucha inteligencia hay en esa tormenta. Bss