martes, 31 de enero de 2017

Retrato



Aunque la foto lo eterniza, Carmen estuvo cinco minutos abrazada a mí, mientras leía.


La foto vale porque recuerda la de hace siete años. Y no sé cómo la haremos dentro de otros siete, si sigue creciendo así.

Pero, como digo, duró muy poco. Enseguida se levantó y se puso a hacerme un retrato. Insistía mucho en que mantuviese mi mano izquierda sobre mi barbilla. No sé dónde habrá aprendido ella que ésa es una pose muy intelectual. Me encanta la lámpara, con su bandeja para los libros, el sillón con sus orejas y también ese pudor femenino que le ha impelido a eliminar todo el desorden del escenario. 

Yo estoy muy contento. Nunca me he visto en otra.



1 comentario:

Fatima dijo...

Ay, que va para artista.