Que es un Nobel bajo en nicotina o que la crisis afectó al jurado, eso diría uno sobre J.M.G. Le Clézio de tener espíritu epigramático. Como lo tengo didáctico y no le he leído, explicaré por qué no pienso hacerlo.
Borges, harto de esperar el Nobel, explotó: “A los suecos se les da mejor inventar la dinamita que fallar premios literarios”. Yo añadiría que dar premios literarios sólo se le da bien al anónimo lector en el silencio emocionado de su sillón. Todo lo demás —academias, artículos, comentarios, discursos— es intrusismo profesional.
Se juntan en Estocolmo unos señores ignotos y deciden qué va a leer medio mundo. Yo me resisto a caer en ese síndrome. En mi calendario de lecturas no tolero interferencias ni de la editorial Planeta ni de Gustavo de Suecia.
¿Cómo me trazo el calendario? Con el sistema de las cerezas. Ya notó Lope que, cuando uno coge una, se lleva, enganchadas, todas las del plato. En los libros que me entusiasman encuentro los que me entusiasmarán: ésos que los autores que admiro citan y recomiendan. Es una aventura interminable en la que uno tiene la sensación de estar en una fiesta donde unos amigos te van presentando a otros.
Quizá Le Clézio sea la pera, pero me parece extraño que nadie me lo haya presentado jamás. Se moverá tal vez por otros ambientes... Alguna vez puede que alguno de los míos me anime a leerlo, no lo descarto; mientras tanto, sin embargo, este Nobel me lo voy a fumar.
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11 comentarios:
Recuerdo la lectura de "El atestado" ("Le procès verbal") como una de las más inútiles de mi vida.
(Por si te sirve de algo, y les sirve de algo a los que se pasen por aquí).
magnífico lo de las cerezas, magnífico Lope y magnífico tú por rescatarlo y rescatarnos a nosotros con ello. saludos de martes gris.
El "método de las cerezas" es el único que sigue el lector que propiamente lo es. Tampoco mis relaciones me han mentado jamás el nombre de Le Clèzio, de manera que dormirá lejos del cesto de cerezas; porque esta es la segunda parte: que quizás no haya un solo cesto, sino muchos y, lo que resulta más inquietante, que no todos sean equivalentes. En principio no me gustan "esos otros ambientes", aunque no retiro allí al desconocido francés porque no creo que vaya a tener tiempo de vida suficiente para rematar mi propio cesto, cuyo fondo ignoro, pero - a día de hoy - no estoy para picar en platos ajenos, veremos si entre mi lote alguna vez lo encuentro... Le saludo, E.G.M. como a una de mis cerezas.
El día que los suecos conozcan a Mario Vargas Llosa gana de calle.
Estoy por mandarles Pantaleón y las visitadoras.
cuánta razón tienes. Yo, en general, no leo novelas (¡toma ya!, sólo poesía, teatro y biografías, autobiografías y libros de memorias.
De acuerdo en todo. Algo no encaja en ese premio... o tal vez encaja pasmosamente, con demasiada precisión en la pose. Creo que también lo obviaré: la vida es corta.
Salud,
Tlön
Su nombre me sonaba, pero jamás he leído nada de él. No recuerdo en los últimos años ningún Nobel de Literatura que haya merecido la pena.
El método que propones para escoger lecturas es de los más apropiados, además del boca a boca entre amigos (por cierto, ¡qué mal suena esto último!).
Llevo un tiempo queriendo escribir algo sobre eso de las cerezas, algo como un recorrido en progresión aritmética. Pensaba empezar con Los idus de marzo, de Thornton Wilder, que me llevó, bifurcando, a Catulo por un lado y a Suetonio por otro, y de ahí cada uno a otros dos, y así...
Le Clézio no saldría ni por el forro.
Escríbelo, Ignacio, por favor. Suena fascinante.
Llego de al método de las cerezas: ¡qué bien que lo lleve siguiendo sin darme cuenta! Dante recomienda a Esquilo (o al menos Abilio Echeverría). EGM recomienda a Dante, Alberto Bassani y Shakespeare. Y el otro día me llevé la gran sorpresa de que C.S. Lewis me recomienda a Chesterton :)
Bendito seas "método de las cerezas" por llevarme como por una ráfaga apasionate de aventuras, humor, filosofía, versos y aforismos, desde un puerto gallego cuyo nombre es: José Ramón Ayllón, pasando por aguas Miguel d'Orsianas, hasta llegar a una corriente vertiginosa de García Maíquez, que me arrastró a horizontes de maravilla amplios como la persona misma de G.K.C. Wislawa Szymborska, Mario Quintana y Nicolás Gómez Dávila.
No sé a que otros mares me llevarás, bendito método, pero tengo la certeza de que cuando abra un libro con tu ayuda, estaré más contento que el canto de un mirlo en un cerezo.
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