miércoles, 14 de abril de 2010

Chestertónico

El gran Benítez Reyes nos ha dejado esta greguería sorprendente y feliz, o sea, esta verdad: "La condición [de intemporales] a veces representa un defecto en el día preciso en que se publica un artículo y a veces una virtud al día siguiente de publicarse". A mí, esto me consuela mucho en el día preciso de publicarlo, aunque al día siguiente me inquiete y desazone.

Parecerá mentira, pero la columna de hoy lleva segundas intenciones, y terceras, cuartas y quintas. Sería divertido retarles a ver si adivinan cuál fue el móvil principal que me movió a perpetrar esto, y cuáles fueron luego intenciones cogidas al vuelo, que las pintan calvas. Pero es miércoles, es temprano, estamos en crisis, y no para jueguecitos literarios, me temo.

Así que lo confesaré del tirón. Aunque he disfrutado con el codazo a d'Ors, con el aplauso a Chesterton, con el pellizco a JM de Prada, con la palmada en la espalda a JM Díez, con la defensa (en estos tiempos tristes en que nos empujan a la vergüenza) de la alegría universal del cristianismo, el móvil verdadero es... unos minutos de publicidad. Concretamente, a la maravillosa repostería tradicional del Convento del Espíritu Santo, sito en la calle Pozos Dulces, además.

16 comentarios:

Kris Kelvin dijo...

Pintan las cosas de tal manera que ser católico, sedentario y obeso es ir provocando.

Un saludo y gracias por la publicidad que seguro que no es engañosa.

Enrique Monasterio dijo...

Como siempre, he disfrutado con tu columna de los miércoles; pero hoy me pregunto cuántos lectores habrán entendido algo.
Por cierto, ¿quién edita el libro de D'Ors?

E. G-Máiquez dijo...

No me asuste, don Enrique... con lo orondo que me había quedado yo con el comentarios de KKK.

E. G-Máiquez dijo...

Ah, eso, más publicidad, que no sólo de tocinos de cielo vive el hombre. Aquí. Tampoco es engañosa.

Mora Fandos dijo...

¡Chestertonificante!
Así, ya no habrá quien adelgace.

Anónimo dijo...

Disfrutando de tu columna. quizás te divierta saber que allá por los años 40, del pasado siglo XX, pasábamos largas temporadas en el campo en Extremadura, en las tierras de mis abuelos maternos.
Venian muchos de sus amigos y parientes a pasar unos dias, y de entre ellos el que mas aparecía era tio Julián Pemartín, ya entonces, Director del Libro,que un día apareció con Eugenio d´Ors, padre naturalmente, y el escultor Fidel Miranda (¿o se llamaba ...?). Mi Abuelo estaba encantado, y nos hacía saludar. Me pareció enorme de grande y de volumen -CHESTERTÓNICO- pero más me llamó la atencion lo simpático que era con los niños, cosa rara en esa época porque siempre estabamos confinados en nuestro cuarto de juegos o en paseos maratonianos con la "governess" y los mayores no nos hacian caso alguno. Sin embargo,don Eugenio, venía a vernos con una gran sonrisa, nos daba la mano otra vez y nos preguntaba cosas: ¿os gusta leer? ¿a que jugais?..., y, mientras la Inglesa, nos controlaba, él se sacaba una baraja del bolsillo y nos hacía juegos de mano o nos botaba una pelotita chica, rapídisma, de goma, y se reia de nuestro asombro. Claro, aquello a mi me parecía lo más extraordinario del mundo, y años despues, al leer su extraordinaria obra - entre ellas, "La Historia de España en 500 Palabras", comprendi su enorme categoria intelectual y humana y la suerte -sobre todo- de haberle conocido.
En cuanto pueda -Carmen está de luto por su Madre (q.e.p.d.)- os avisamos para que eches a pelear su Tocino de Cielo con el de tus Monjas.
Afectuosos recuerdos a Leonor.

Un abrazo, de tu también CHESTERTONICO amigo, Manolo.

Cristina Brackelmanns dijo...

Qué vas a estar obeso, es sólo que eres solidario. No es nada caballeroso dejar redondearse a la señora y mantenerse hecho un adonis. Todavía puedes acompañarla ¿un mes? Ya adelgazarás luego.

JAA dijo...

Por definición, un tocino de Cielo del convento del Espíritu Santo rebosará una dulzura escatológica: ¡venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer!

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Me viene a la memoria un texto de Edgar Neville. Hacía una apología de todos los gordos bebedores clandestinos de cerveza. Él era uno de ellos.

Saludos.

Juan Ignacio dijo...

¡Geniales artículo y entrada!

(Lo que resta un poco a lo efectivo de la publicidad es que sea a pedido. Pero siendo el encargado de la publicidad alguien de confianza, creo que no perderá demasiada efectividad).

Adaldrida dijo...

Vaya con D´Ors. No me lo hubiera imaginado nunca. Aunque me gusta más (¡aún!) la entrada que la columna.

E. G-Máiquez dijo...

No, no, Adaldrida, que d'Ors no lo hizo con ánimo de ofender ni ofendió. Es el humor norteño, más berraqueño, frente a la sensibilidad desmayada del sur. Y también que me aprecia mucho y a él la deportividad y eso le parece una de las cosas más serias de la vida. Si a eso sumamos que me dio pie a un artículo, miel sobre hojuelas y mil agradecimientos.

Y mil y pico a todos vosotros. Qué gran tertulia: pena que no sea alrededor de una buena mesa.

Anónimo dijo...

Hay alguna relación entre lo dulce y lo celestial: tocino de cielo, cabello de ángel, pasteles de gloria, huesos de santo (seguramente hay más). Y viceversa: El dulce nombre de Jesús, o de María.
Jilguero.

domingovallejo dijo...

Apuntamos: viaje a El Puerto; visita al convento del Espíritu Santo.

Simeón dijo...

Decía D. José, el cura que guió mi paso de católico niño a católico adolescente, que un cristiano triste es un triste cristiano.
Hay que estar ciego para no ver lo que se nos da y sólo acordarse "del de arriba" para echarle la culpa de todas las catástrofes y males humanos.

Simeón dijo...

Y hablando de alegrías, he leído en el archivo la entrada "El hijo que no tengo" (24-09-09) y el diálogo de sus nuevos comentarios, y son sencillamente emocionantes.