domingo, 27 de febrero de 2011
La soledad del sprinter
Tras su preciosa presentación, ya puede permitirse José Cereijo espachurrarme una chincheta. Para excusar el artículo de hoy, escrito a contrarreloj, le confesé un aforismo que llevaba tiempo pensando: "El drama del columnista: ser un corredor de fondo mientras que tus lectores te consideran un velocista". Respuesta de Cereijo: "Aunque el sprinter tenga que correr 50 m cada dos por tres, la suma no le convierte en un maratoniano". Y tiene razón. Lo terrible, como habrán supuesto, no es haber perdido una chincheta, sino una disculpa.
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7 comentarios:
"No quiero ser feliz. Estoy enfermo de haberlo sido tanto"
"Tenía al pájaro de la felicidad bien agarrado por la cola, pero se me escapó, dejándome en la mano la pluma con que escribo".
¡Qué escalofrío!
Curioseo estos días más de lo que suelo por internet, por razones que Enrique comprenderá sin duda. Y juro por todo lo jurable que no pretendía espachurrar nada, sólo dar un punto de vista diferente. Pero Enrique sabe cómo admiro eso de poder escribir, como él hace, creo que tres artículos por semana, además del blog y tantas otras cosas. Yo ni sé ni creo que pudiera. Y a fin de cuentas, aunque me deje un poco desairado con eso del espachurramiento, no dejo de ser un colaborador, aunque involuntario, de esta entrada; ya es algo.
Firmado, José Cereijo, el Espachurrador Mayor del Reino.
A mí me ha gustado mucho el artículo sobre la felicidad.
Y no digamos nada de las palabras de Cereijo.
Pero no encuentro la chincheta.
Sabias palabras las de José Cereijo.
Hombre... que se lo digan a Pla o a Azorín. O al propio Ortega. Artículo a artículo. No creo que se pueda considerar a ninguno de ellos un sprinter. Abrazos.
Mejor que lo de LAC (que no acabo de entenderlo), y con la misma pluma en la mano de LEC, mira esto, tan de acuerdo con tu artículo, de J.Cereijo (que tampoco encuentro la chincheta):
EL ESPEJO
No acierto a ser feliz. Todas las cosas
que busco, que poseo, que me aguardan,
íntimamente están en otra parte
a que no sé llegar. Y aunque las mire
en ese espejo que es también un sueño,
callan y no sé el modo
de pasar, como Alicia, al otro lado. (...)
Que no encontréis la chincheta es un síntoma de lo espachurrada que está. Es o sería o fue: "El drama del columnista: ser un corredor de fondo mientras que tus lectores te consideran un velocista". Lo dicho, el espachurrador que la espachurró buen espachurrador es.
Qué gran fragmento de Cereijo, mucho más acorde con mi artículo. Los versos de LAC ejemplifican a quien hasta en la felicidad se cansa, que --por lo visto-- pasa; o, dicho sin ironía, a quien en la felicidad aún ve que no es bastante.
Gracias, JLS, por aprobar las generosas palabras de Cereijo, por la cuenta que me trae...
Y qué bien me vienen los inmejorables ejemplos del anónimo 2.
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