lunes, 2 de marzo de 2015

Si pierdo la memoria, qué pureza


Ayer me volvió a pasar algo bastante frecuente. Se me ocurrió un aforismo y en el camino hacia la libreta se me cruzó un niño. Cuando retomé, al rato, mi intención, había olvidado la frase . En esas ocasiones, me encomiendo a Juan Ramón, que se decía: ya volverá el pez al anzuelo y de más hondo y más gordo. Ayer, me pudo la sensación de pérdida y la convicción de la belleza y verdad de la idea perdida. Me entró una dulce tristeza nostálgica.

Por la tarde, no más, la recordé. No valía mucho, apenas nada. Y entonces me pasmé de la capacidad redentora del olvido, que siempre deja las leves huellas de un perfume. Y entendí el verso de Gimferrer, que siempre había visto sobreactuado: "Si pierdo la memoria, qué pureza". 

Aunque prefiero recordar. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y si la recupero, ¡qué pudor!
(No nos enseñas el aforismo).