lunes, 27 de abril de 2015

Mis clases cortas


Hay quien se pone una foto de sus hijos en el despacho para afrontar con voluntad la dureza de la jornada. Yo me la pondré para recordar que no es para tanto.


Me daba pena que, porque Carmen tiene fiebre, Enrique fuese  tan solo al cole. Así que, padre mimador, a la vuelta de mi trabajo pasé a recogerlo para que no tuviese que volver tarde y lento en el autobús. En el coche le conté que, al pasar por su cole de vuelta del mío, me he acordado de él y he parado. Me pregunta, entonces: "Papá, tus clases... ¿por qué son tan cortas?". 

Tras el estupor inicial, caigo en la cuenta. Y la cuenta que ha echado es matemática. Por las mañanas, les despido en casa o en la parada y, cuando llegan por la tarde, yo ya estoy en la parada. Enrique ha sumado dos más dos y ha deducido que, en efecto, mis clases son cortísimas. Le doy la razón y me comprometo seriamente ante vosotros y, sobre todo, ante su foto a no perder nunca la sonrisa por unas clases tan cortas como las mías, cuando él las tiene mucho más largas, y ved cómo se ríe. 




5 comentarios:

Inmaculada Moreno dijo...

Qué mayor lo he visto de pronto. Un deseo: que esa risa franca y maravillosa la tenga siempre a mano.

Anónimo dijo...

¡Como se parece a Nico de chico en esta foto!

Anónimo dijo...

Sublime simpatía.

Anónimo dijo...

Sublime simpatía.

Juan Ignacio dijo...

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