—Psch, psch, bien está que esperes, mano sobre mano, a que yo acuda a inspirarte. Pero ¿no estarás esperando que yo, una señorita, te haga todo el trabajo, eh? Lo mío, muchacho, es sólo el soplo, el sudor y la tinta es todo tuyo.
(Yo salgo un momento de mi actitud de respetuosa expectativa, y haciendo un esfuerzo tomo nota.)
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3 comentarios:
Gracias a la Musa, tan oportuna y delicada para regañar con un punto de complicidad. En realidad parece que le gusta hacerse la mosquita muerta y sorprender, siempre sorprender. Por eso casi siempre espera que las manos estén en pleno trabajo, con un lápiz, sobre el teclado, en medio de la masa, para que resulte más encantador, mayor alivio, verla venir.
Pero sudor y tinta sin soplo... ná de ná. Y si es algo, no sirve pa ná.
¿Es una musa o un ventilador?
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