jueves, 8 de mayo de 2008

Quiero decir que se murió


Ayer acabé el Borges de Bioy. No sé cuántos meses llevaba leyéndolo, un poquito cada día, antes de la siesta, con las protestas (dulces) de Leonor de fondo, pidiéndome que apagase la luz.

Los momentos finales son emocionantes. Y dan ciertas claves de lectura. El sábado 14 de junio de 1986 escribe Bioy:
En la Confitería del Molino me encontré con mi hijo Fabián, al que regalé Un experimento con el tiempo de Dunne, comprado en el quiosco de Callao y Rivadavia (después de tanto cavilar sobre este encuentro, dar con ese libro me había parecido un buen augurio). Se lo recomendé y le dije que le iba a dar una lista de libros. Después de almorzar en La Biela, con Francis Korn, decidí ir hasta el quiosco de Ayacucho y Alvear, para ver si tenía Un experimento con el tiempo: quería un ejemplar de reserva. Un individuo joven, con cara de pájaro, que después supe que era el autor de un estudio sobre las Eddas que me mandaron hace meses, me saludó y me dijo, como excusándose: “Hoy es un día muy especial”. Cuando por segunda vez dijo esa frase le pregunté: “¿Por qué?” “Porque falleció Borges. Esta tarde murió en Ginebra”, fueron sus exactas palabras. Seguí mi camino.

Pasé por el quiosco. Fui a otro de Callao y Quintana, sintiendo que eran mis primeros pasos en un mundo sin Borges. Que a pesar de verlo tan poco últimamente yo no había perdido la costumbre de pensar: “Tengo que contarle esto. Esto le va a gustar. Esto le va a parecer una estupidez”.
Tres años más tarde Adolfo Bioy habló con Bernès, que estuvo presente en la muerte de Borges. Acaba su libro con lo que le cuenta:
Bernès me refirió que Borges, unos quince días antes de morir, sintió la presencia de la muerte. Habría dicho: “Ha llegado. Está aquí”. Le pregunté si la había descrito. Bernès contestó: “Dijo que era algo externo, rígido y frío”.

[…]

Una de sus últimas bromas. Bernès mencionó La moneda de oro. Borges corrigió: de hierro. Bernès se mostró disgustado por su error. Borges le dijo: “No se contraríe. Usted hizo lo que la alquimia no pudo”.

Hacia el final, Bernès le leyó “Ulrica”. Borges comentó: “Soy un escritor”. Según Bernès murió diciendo el Padre Nuestro. Lo dijo en anglosajón, en inglés antiguo, en inglés, en francés y en español.

[…]

Bernès grabó a Borges cantando La morocha y otros tangos. Dice que en esa grabación Borges ríe con la risa de siempre.

Con este final, uno se acuerda irremediablemente de la muerte de Alonso Quijano y entonces cae en la cuenta de que, a pesar de tanta literatura inglesa y pose cosmopolita, la verdadera tradición de este libro extraordinario no es la Vida de Samuel Johnson, o no sólo, sino la novela de Cervantes, aquella larga conversación entre dos amigos.

10 comentarios:

Jesús Sanz Rioja dijo...

No sé si conoces este artículo sobre Borges. Es jugoso.

www.arvo.net/pdf/BorgesAveMaria.htm

Ángel Ruiz dijo...

Vaya, qué bien, hoy puedo discrepar de una entrada tuya, un placer que no puedo disfrutar más que dos o tres veces por año.
Por los pasajes que pones, no sé, quizá la única manera de leer un libro así sea 'en' la siesta, no 'antes de'.
Y qué cargantes los dos, qué redichos, es increíble (¡Dunne, Korn, los Eddas!). Y el pecado más grave: 'falleció' por 'murió'. Me da ganas de tachar cada frase de Bioy y poner encima: 'lo que pasa en la calle'.
¡Y lo de Borges recitando el Padre Nuestro en anglosajón, inglés antiguo, etc.! ¡pero cómo se puede ser tan redicho en un momento tan tremendo! Esperemos que Dios no se lo tuviera en cuenta, conociendo como conocía al personaje y descubriera quizá al fondo un poquito de verdad en un personaje tan recubierto de quincalla.
Y lo siento, pero no se parece nada a Cervantes, es como un reflejo contrahecho, en el mejor de los casos: jamás ni Bioy ni Borges hubieran dicho 'Quiero decir que se murió' (quizá en anglosajón, pero no en castellano).

Dal dijo...

De hoy no pasa. Corro raudo a comprar el libro de Adolfito. Gracias por la cita, emocionante.

Anónimo dijo...

"Un solo hombre ha nacido, un solo hombre ha muerto en la tierra. Afirmar lo contrario es mera estadística, es una adicción imposible. No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño que anoche soñaste".

J.L.B

Y si, se puede estar de acuerdo, Bioy era Sancho, y el cura y el bachiller, y el ama y la sobrina...los demás.

M.S.

E. G-Máiquez dijo...

Bien, Arp, una vez al año no hace daño, así que... ¡a la carga!

1- El "falleció" se lo dice el joven con cara de pájaro que es el de las Eddas. En realidad retrata al personaje. Bioy siempre dice "murió".

2- Un experimento con el tiempo está cargado de simbolismo, ¿no?, como lo del "buen augurio" y la entrevista con su hijo.

3- Y lo del Padre Nuestro en anglosajón a mí me parece todo lo contrario, Arp. Demuestra que su pedantería era vivida, o sea, que no era tan pedante; nos demuestra la autenticidad de su amor por los idiomas. Rezó, además, el Padre Nuestro, no la muerte del rey Erik el barbirrojo o así. Y, al final, lo hizo en español.

4- Luego están esos tangos y esa risa, y la broma con los alquimistas. Una sonrisa de piedad recorre las líneas finales, y por eso mi comparación cervantina. El Quijote como un venero oculto, así lo veo, aunque esto último, sí, te lo reconozco, podría ser más discutible.

Juan Antonio González Romano dijo...

Yo hoy tampoco discrepo: gracias por acercarnos estas ideas y este libro.

Anónimo dijo...

Realmente emotivo (discrepo totalmente de arp, por desgracia). Tu mejor entrada en mucho tiempo.

Gracias.

Un abrazo y salud,

Tlön

Anónimo dijo...

Querido Enrique: Aparte de reiterarte mi felicitación por tu blog aprovecho para invitaros/ invitarte a una lectura poética que daré el próximo día 21 de mayo a las 20 horas de la tarde en la Escuela de Escritores de Sevilla. C/ Imagen nº 3. Estais todos invitados y te mando un saludo y muchas gracias por tu ayuda. Tu amiga en la poesía la poeta Belén Núñez.

Anónimo dijo...

Sobre la pose y lo redicho, coincido con Enrique y discrepo de Arp: es posible que la pose llegara a ser al final una segunda naturaleza y que, a pesar de todo, no pudiera ocultar el verdadero fondo debajo de ese manto de gentleman filo-panteísta que, en la redacción no sólo sus cuentos sino también en la del cuento de su vida había dicho aquello de 25 agosto 1983 y eso otro de "no recuerdo si esa noche nos suicidamos".

Anónimo dijo...

Una pedantería vivida y vívida.
Lo del padrenuestro en anglosajón..., no sé si será auténtico. Me extraña que, puesto a ello, no lo rezara también en alemán y en latín, que tanto le gustaban (a no ser que no le diera tiempo). De ser cierto, de tan "¡mira lo que hago!", resulta enternecedor.Digo yo que le tuvo que hacer gracia al Padre nuestro.
Lo de la larga conversación me ha recordado esto que seguramente conoces, resuelto al fin por la vía natural:

"A .—Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z (burlón).—Pero sospecho que al final no se resolvieron."

Y por último (discrepo totalmente de tlön, por desgracia), ni color con una entrada de las tuyas de ti mismo. De ésas que terminas y te dices "Es un escritor. Y no sólo".