Todo recuerdo verdadero es igual que una resurrección y repentiza de nuevo, nuestra vida.
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Tal vez sería preciso que colgáramos los recuerdos de las paredes del corazón como en el templo cuelgan los exvotos.
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Tenemos que sobrevivirnos, puesto que no hay ninguna posibilidad vital que no descanse en el pasado.
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[…] las cosas enterradas en nuestro corazón aprenden a nacer porque quizá, en ese instante mismo, Dios las está diciendo, las está recreando para nosotros.
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Mira, Gerardo, el recuerdo es la única alegría que no se acaba nunca.
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En la memoria del corazón todo tiene un valor imprevisible.
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Los años se van haciendo cada vez más parvos y es necesario recoger hasta las limaduras del recuerdo.
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Nadie sabe hasta dónde puede llevarle la memoria cuando se entrega a ella.
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En el recuerdo todo vuelve y nada se repite.
jueves, 1 de octubre de 2009
Ensayo sobre la memoria
En Poesía Digital sale un estudio mío sobre El contenido del corazón y la forma del poema en prosa, que sólo interesará a forofos (no es breve, aviso). En cambio, ¿a quién no interesa el espléndido ensayo sobre la memoria que en ese libro va haciendo Luis Rosales. Véase:
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6 comentarios:
"En el recuerdo todo vuelve y nada se repite." ¡Toma ya!
"De las cenizas del dolor y del rescoldo del recuerdo".
Bello, proemeta, muy bello.
Yo me quedo con "el recuerdo es la única alegría que no se acaba nunca". Claro que las demás también valen su peso en recuerdos...
Mucho Luis.
Los años se van haciendo cada vez más parvos y es necesario recoger hasta las limaduras del recuerdo.
¡Ay, cómo será!
¡El recuerdo es la única alegría que no se acaba nunca! ¡¡¡Qué gran verdad!!!
Gracias por tu generosidad, Enrique.
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