viernes, 23 de octubre de 2009

Qué cosas

Me cuenta Juan Carlos Palma, de la librería Luna Nueva, que apareció por allí una señora preguntando por un libro mío con un título concreto. Le contestó que ese título no era mío, ni siquiera de mi hermano Jaime [y no sé si dijo que tampoco de Gabo] y le mostró, solícito, los libros míos que sí tienen en la Luna Nueva, que para algo son amigos. Ella dijo que no, que estaba buscando ése. Se fue muy extrañada, por lo visto, de que se empeñasen en decirle que no. “Esas cosas pasan a veces”, me comentó Juan Carlos, quitándole importancia, supongo que impresionado por mi cara de perplejidad.

Pero es que lo más extraño él no lo sabe. El título por el que preguntaba aquella buena señora es más o menos el que tengo pensado para mi próximo poemario. Pensado y oculto, pues —para evitarme neurosis, que luego me creo que me lo copian— no se lo he contado a nadie, a nadie prácticamente. Siendo exhaustivos: a Leonor, a mis padres, a mi hermano Jaime, a Abel Feu y a Ángel Ruiz. Qué misterio.

15 comentarios:

Juan Luis de Soria dijo...

Ja, ja, alguno se ha ido de la lengua...

mamm dijo...

Dichoso tú, que vendes los libros antes de escribirlos. Eso es tener garbo y no Gabo

Juan Ignacio dijo...

Holmes, Poirot o el mismísimo Padre Brown debería venir aquí.

Yo creo que a la señora la envió alguno de tus conocidos a quienes habías revelado el secreto. ¿Para qué? Pues porque quiso hacer una "prueba de mercado" y ver cuál era la reacción del librero ante el nombre nuevo.

Miguel Ángel Borrego Soto dijo...

Esa mujer es una viajera del tiempo. Se debe de haber equivocado unos meses, seguro que vuelve en un futuro, o en un pasado correcto -para ella-. Eso quiere decir que ese libro tuyo pensado se publicará y tendrá repercusión. En la sección de poesía de principios del s. XXI de las antologías y manuales de lo porvenir, harán alusión hacia tu persona. Sí, un buen agüero, una aparición peculiar y misteriosa, sin duda. ¿O no es esto más interesante que especular con la idea de que alguien se haya ido de la lengua?

Alejandro Martín dijo...

Jajaja. Pobres "Leonor, padres, hermano Jaime, Abel Feu y Ángel Ruiz"... Sin tú pretenderlo, claro, desfilan al final de la entrada como ante el cristal opaco de la rueda de reconocimiento...
:-)

Miguel García Castaño dijo...

Esa señora debe ser la típica cotilla del bloque (en todos hay una) que conoce desde el número de teléfono de tu exnovia hasta la marca de pasta de dientes.

Pero bueno, para que veamos en qué se queda la privacidad inmersos en la sociedad de las comunicaciones.

Luego se quejan de las cámaras de Lavapiés...

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡El mercado del libro está fatal!

Luis Valdesueiro dijo...

Más que misterio, a mí me da que se trata de un problemilla, y que como tal está sometido a la lógica de las cosas. Seguro que encuentras la solución.

Ignacio dijo...

Sherlock Holmes, siguiendo el lema de que una vez eliminadas todas las soluciones imposibles, la correcta es la que queda por más increíble que resulte, apostaría por la viajera temporal.

El padre Brown, conocedor de las flaquezas humanas, tendría una breve charla con cada uno de los sospechosos, averiguaría quién se fue de la lengua y se lo callaría.

Se trata ahora de ver a qué detective compete el caso: yo apuesto por el cura.

E. G-Máiquez dijo...

Muchísimas gracias a los comentarios, que salvan la entrada. Y qué ingeniosas vuestras respuestas, Dios, mediante la intercesión del padre Brown os las pague.

La risa de JL de Soria es una ducha en el infierno. La broma de Miguel Ángel me ayuda a llevar mi cruz, buen cirineo. La de JI es la que más se acerca a mis propias sospechas. La de MABS es deliciosa. La rueda de reconocimiento está muy bien reconocida y le agredezco a Alejandro, tan buen lector, que adivine que no era mi propósito. Sobre la privacidad, que dice Miguel GC, estoy pensando escribir un artículo. JSM me ha arrancado otra sonrisa: viniendo de un editor que juegue con el fatal del mercado de los libros, tiene doble mérito. A Valdesueiro le agradezco que trate de rebajarme mi angustia metafísica a problemilla. Y last but not least, qué bueno que Ignacio apueste por el cura: esto sí que hace concebir esperanzas.

Abrazo general.

Ángel Ruiz dijo...

No sabía si escribir algo aquí, porque sólo tenía la opción de señalar mi coartada -que no conozco a ninguna señora en El Puerto-, pero eso sería dejar a los demás en evidencia.
Mejor callar y seguir en el grupo de sospechosos; o quizá mejor todavía, apuntarse -más que a hipótesis sobrenaturales- a una hipótesis científica: un bucle temporal en una situación cuántica compleja producida por un campo electromagnético específico por el cual se entrevió lo que va a pasar cuando salga tu libro.
Digo, por sugerir algo.

AFD dijo...

Ya que se filtró el secreto... Danos a todos el nombre, así lo podemos ir pidiendo en distintas librerías y hacer de la indiscreción una campaña publicitaria hecha y derecha. O no. ¡Pero danos el nombre!

Anónimo dijo...

Su blog me parece delicioso

E. G-Máiquez dijo...

Su comentario me parece encantador, sr. Anónimo.

Y no puede ser, querido AFD. ¿Qué sería de mi neurosis?

María dijo...

También podemos ir a Luna Nueva y sonsacar al librero...
Después repetir la operación en otras librerías y empiezan a llover pedidos en las editoriales ¿tienes pensado ya con quien lo vas a publicar?
Ese libro tiene pinta de pan bajo el brazo de tu churumbel.