sábado, 14 de mayo de 2011

Katyń

Ha querido la llamémosle casualidad que haya visto la película Katyń después de la beatificación de Juan Pablo II, tras haber contemplado una plaza de San Pedro rebosando de banderas polacas. Lo había intentado cuando la estrenaron, pero se me escapó. Ahora, gracias a internet, lo conseguí, y ha sido en el momento perfecto. La beatificación es, en realidad, el final de la película, que trata sobre la atroz matanza que los soviéticos aplicaron sistemáticamente a más de 20000 oficiales del ejército polaco, entre los que se contaban militares profesionales y universitarios movilizados. Descabezaron, por tanto, a aquella nación. La película no da un atisbo de esperanza, ni siquiera a los que sobrevivieron, ni a sus familias, ni a quienes intentan resistir, ni a las nuevas generaciones. El comunismo iba a durar siglos, parecía, y ahí se acababa todo, y acaba la película. Pero en verdad la película cuenta con que nosotros sabemos que la historia, inesperadamente, iba a seguir por otros derroteros bien distintos (y lo atestigua con su misma existencia). Nos recuerda, por tanto, que la verdadera esperanza es siempre contra toda esperanza, como el título de los diarios de la resistente rusa Nadezhda Mandelshtam: Esperanza contra esperanza. Apenas si se nombra a Dios en Katyń, sólo sale algún sacerdote de actor secundario o terciario, y a veces se ve que los polacos rezan, pero nada más. Sin embargo, la película deja tan implacablemente claro que Polonia no tenía nada que hacer que se siente nítidamente que su resurrección ha sido un milagro. También la Pascua es un momento maravilloso para verla. 



13 comentarios:

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Recuerdo de la película una escena sobrecogedora en la que aparece una imagen del Crucificado en medio del espanto. No es para olvidar.

Saludos.

Mora Fandos dijo...

Es una gran película, muy dura, cruda. Pero notas la fuerza del Espíritu.

Varenka dijo...

Hola, soy seguidora de tu blog desde hace bastante.

Hace poco vi el documental "Nine days that changed the world".

Impresionante la homilia del Papa en Varsovia. Sobrecogedor cuando habla de Polonia, su historia, de Cristo, y un millon de compatriotas responden cantando “Christus Vincit, Christus Regnat, Christus Imperat”, y siguieron 14 minutos de aplausos. O cuando en otro momento interrumpieron cantando “We want God”.

http://www.ninedaysthatchangedtheworld.com/

Todavia no me he atrevido con la pelicula Katyn.

E. G-Máiquez dijo...

Me ha gustado mucho el tráiler, Varenka. Muchas gracias por el enlace. Atrévete con la película, a pesar de su dureza, no es muy desagradable, sino sobrecogedora, como dice RVA. ¡Y sabemos el final!

Ignacio Trujillo dijo...

yo tampoco me he atrevido todavía... por una parte tengo gran interés pero es tan terrible todo lo que pasó.Pensar que eso ocurrió de verdad y no poder hacer nada. En fin habrá que verla...

José Luis Piquero dijo...

Estaba interviniendo en otra entrada, que no tenía nada que ver, y no deseaba intervenir en esta, pero debo.
Todo el mundo sabe quién llenó las fosas de Katyn. La peor dictadura que ha conocido la humanidad y la más sangrienta máquina de matar de nuestra historia, seguramente por encima del nazismo (en número de víctimas, sin duda).
(Por cierto, recuerdo un relato de Guareschi de la serie de Don Camilo en el que Pepón está en la cabina dudando a quién votar y su "ángel" le dice: ¿Quién llenó las fosas de Katyn? Finalmente, vota en blanco y Don Camilo acaba dándole las gracias al Cristo por no haberle hecho votar a la oposición cristiana).
Pero vamos a la cosa. En lo que discrepo totalmente es en que la conclusión de este asunto sea la beatificación de Juan Pablo II. La relación con Katyn es irrelevante, como lo es su elección como Papa, pura contingencia de política vaticana. Ya sé que lo que quieres transmitir es el aspecto simbólico: tres décadas después el Papa era polaco y el comunismo se extinguió. Bien, es una coincidencia histórica muy notable y muy simbólica. Pero me temo que Juan Pablo tuvo poco que ver con la caída del comunismo, que no cayó con discursos del Papa. Es como atribuirle el mérito a Reagan.
Por lo demás, a quienes estamos fuera nos resulta difícil de comprender la pasión que los católicos sentís por un Papa que ha acelerado más que ningún otro la huída de las iglesias y el rechazo de los cristianos concienciados. De los opositores no digo nada porque fue un Papa servido en bandeja: para nosotros, peor no lo podía haber: fue un reaccionario, toleró todos los chanchullos del Vaticano, dio amparo a los Maciel y a los pederastas... Pero la hagiografía lo presenta ahora como el gran vencedor contra el comunismo y el gran apóstol de la renovación moral. Increíble. Increíble en el sentido de que no hay quien se lo crea.
Es lógico que los polacos se creen su propia historia nacional-cristiana y mezclen Katyn con Juan Pablo II. Es una especie de construcción mítica, seudonacionalista, no muy distinta de la que se montan los patriotas vascos con Sabino Arana. Lo que me resulta chocante es que ese discurso lo recojan el resto de católicos del orbe, mezclando un peligro extinguido (el comunismo y sus crímenes) con el pensamiento cristiano.
Me quedo con el sensato Cristo de Don Camilo, que nunca confundía la realidad con los deseos y que, sin duda, nunca hubiera aprobado a Juan Pablo II. Y si no, relee a Guareschi.
Un abrazo.

E. G-Máiquez dijo...

Debo de haberme explicado mal. La relación que establezco es con las banderas y el renacimiento nacional y su peso en el mundo, tanto histórico ("Solidaridad") como mediático y también teológico. La película juega muy inteligentemente esas bazas: no dice nada, porque sabe que sabemos. De hecho, la libertad de que hayan podido hacerla ya es un final feliz implícito poderosísimo.

En cambio, tú no has leído mal, porque yo tengo en la más alta estima (ahora, devoción) a JPII. Es lamentable, sí, lo de Maciel, pero conozco a gente buenísima a la que también engañó y es un riesgo de la buena fe. Es curioso como coincidís en criticar su pontificado los no creyentes y los ultra conservadores. A mí me afecta más (por razones obvias y que no tienen nada que ver con la simpatía personal o incluso la admiración literaria) las críticas de los más-papistas-que-el-Papa, porque tenía yo esa coquetería. Ahora me he de quedar en tan-papista-como-el-Papa, y punto. Te agradezco mucho el comentario.

Ah, y conste que desde me hablaste de los libros familiares de Guareschi, ando buscándolos. Con escaso éxito aún.

Anónimo dijo...

Así pues, menos mal que en el cónclave del 78 no repartían a los cardenales, a la entrada, las novelitas de Guareschi.
Es claro que de haber tomado "el Cristo de Don Camilo" como criterio (una suerte, vemos, de quinto evangelio) lo que habría salido de allí era otro papa italiano con el "compromiso histórico" -tan querido para la curia y los comunistillas de sacristía- bien atado debajo del brazo.

Así, Don Camilo habría dado las gracias redobladas a Dios porque su amigo Pepone podría votar al PC, que al fin sería como votar a la DC, con la aquiescencia "divina", y el pobre no tendría que abstenerse.

José Luis (sin poder meter la cuenta google desde la blackberry)

José Luis Piquero dijo...

No, no, te has explicado muy bien. La mezcla de historia y fe para crear un componente de afirmación nacional. Insisto en que no me choca en los polacos, sí en el resto de los católicos, independientemente de la simpatía por Juan Pablo II.
Para el otro José Luis (que, evidentemente, no soy yo): lo de la aprobación del Cristo de Don Camilo era un poco en broma. Pero fíjate lo que me extraña a mí: que más o menos el mismo cónclave que escogió a un papa reformista y de perfil pastoral, italiano y mal visto por la Curia (me refiero a Juan Pablo I), escogiera un mes más tarde a un papa continuista, más bien reaccionario y totalmente aquiescente con la Curia, siendo irrelevante que no fuera italiano. Da la impresión de que tuvieron coraje y luego se arrepintieron, y contaron con cierta "suerte" para poder enmendarse enseguida. ¿Andarían por ahí los "comunistillas de sacristía"?
Un abrazo.

Cordelia dijo...

De casualidad he caído en este post, pero veo que te interesan los libros familiares de Guareschi. Yo tengo dos, no sé si hay más. Relatos familiares y Vida en familia. Son una auténtica delicia, los hijos, Albertino y la Pasionaria (de dónde habrá salido el apodo), Margherita, la mujer, el personaje más real y entrañable del mundo; los nietos, Michelone y la Fenómena; la asistenta, Giò. Y por supuesto, el propio Guareschi. Son dos joyas de libros, son de mi madre pero se los he prepoterado, como decía el portero de La gran familia.

Cordelia dijo...

Tengo en formato word una copia de Vida en familia. La portada, escaneada, es la misma que tengo yo.
En papel dudo mucho que sea fácil de encontrar.
¿Te interesa el word?

José Luis Piquero dijo...

Giò, la asistenta, es genial.
Más que por "Vida en familia", se le suele recordar por la serie de Don Camilo, que es una maravilla, pero sus relatos sin Don Camilo, como "Los del terruño", son para descubrirse.
Saludos.

Cordelia dijo...

Visto. Te lo mando