Un niño también es un espectáculo linguístico. El otro día,
Carmen se levantó de la cama para hacernos, como acostumbra, la enésima visita
mientras cenamos. Preguntó qué comíamos detalladamente y sacó esta conclusión:
"Mayonesa, porque la comen los mayores". Supongo que a Joan Corominas le
hubiera interesado la etimología. Y la niña no para. Habla mucho de su amigo
Juan Pablo Piña. "¿Quién es?", nos preguntábamos Leonor y yo, que
somos los padres encargados y, por tanto, tenemos la lista de clase. De pronto,
caímos en que es el feliz retoño de los Palma. ¿Cómo habrá deducido ella
que el hijo tiene que ser, tan chiquitín, rubillo y redondo, Piña? Otras cosas supongo —tendré que preguntar a su profesora— que se las
ha enseñado alguien. Informa: "Quique se ha hecho caca". Nosotros
miramos en silencio, deseando que esté equivocada. Pero añade: "Sí, sí, papá: huele
a mentiroso".
Y no domina sólo la praxis, también la teoría. Estaba
empeñada el jueves en que al día siguiente no había cole. Yo le explicaba:
"Los viernes hay cole. Mañana es viernes. Ergo, mañana hay cole". Ella se resistía al silogismo. Le exigí
que expusiese sus razones. Contestó: "Tengo boca". Quedé boquiabierto.
Piaget notó que los niños de tres años, si se les pregunta con qué piensan,
responden en un alto porcentaje: "Con la boca". No está nada mal,
desde luego. Pero Carmen parece que ha deducido que en la boca está la
configuración de la realidad, el poder creador del lenguaje elevado a una
potencia casi divina. Estuve tentado a permitirle quedarse en casa el viernes.
6 comentarios:
Esa niña va a jubilaros ya mismo y a gobernar ella sola la casa...
Es muy difícil esto de la educación: poniéndome en el punto de vista del filólogo le diría que no, que mayonesa no tiene nada que ver con mayor: que entonces sería "mayoresa" y que cada letra es importante; pero desde el punto de vista del poeta está muy bien fomentar el juego con las paronomasias.
Entre el rigor y el juego con las palabras, cada cosa tiene su ventaja (aunque yo creo que me tiraría por lo primero, al menos teóricamente; si se lo oyese decir a Carmen, seguro que lo primero que haría sería reírme; y quién le iba a decir luego nada de enes y erres; yo me pasé toda la infancia con que si mayonesa/bayonesa/maonesa y Maón y Bayona: ya filólogo desde pequeñito).
Esta niña va para genio.
Mi hijo Ignacio con 3 o 4 años al ver una óptica me dijo que era una "gafetería" y, Angel,no pude corregirle.
Impagables el "huele a mentiroso" de Carmen y la "gefetería" de Ignacio.
Cuando María tenía 3-4 años, yo utilizaba bastante la coletilla de "En realidad, ..." Un día que nos estaba dando una explicación, quiso adornarse y soltó: "En barbaridad, ..."
En barbaridad, es excelente. Como la gafetería, Veo dos cosas: que lo de Carmen es normal (ay, Gonzalo, que no nos jubila), y que ahí hay un filón.
Lo extraordinario entonces era Ángel de chiquitito. Y ahora. Qué bien que se pase por aquí, y nos recuerde el rigor.
Pues ella tiene boca y dice lo que quiere decir... buenisimo post, me encanta el razonamiento de los niños y las escusas que ponen para convencerte de que estas absolutamente equivocado, como el mio que no quiere bañarse por que segun el se gasta mucha agua y el esta cuidando el planeta!!! menuda escusa!!
saludos muy bueno tu blog
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