jueves, 28 de marzo de 2013

Adivina, adivinanza


Leyendo a... adivina, adivinanza, me encuentro este poema. 


Yo de pequeña quería ser monja 
y mi padre (que era muy republicano) 
me pegaba cada vez que lo repetía. 
 Yo de pequeña quería ser puta 
y mi madre (que era muy beata) 
me pegaba cada vez que lo repetía. 
 Yo de pequeña quería ser huérfana 
y mis padres me pegaban 
cada vez que lo repetía. 
 Yo de pequeña quería ser huérfana 
y mis padres me pegaban 
cada vez que lo repetía. 
 Yo de pequeña quería ser poeta 
y la vida me pegaba 
¡Pero conseguí serlo!

¿Adivináis por qué me gustó tanto? A ver, pensad.

¿Porque quería ser monja? Frío, frío. ¿Porque su madre era beata, mal pensados? Frío, frío. ¿Por el disgusto de la orfandad de sus padres? Bueno, me hace gracia, pero templado. ¿Porque tampoco tendrían que ser para tanto tantas palizas cuando se repetía tanto? Caliente, caliente. ¡Por la pura coincidencia —huy que te quemas, que te quemas— de la paliza! Claro que sí. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

La paliza es verdaderamente el centro: consecuencia de extremismos (MUY republicano, MUY beata, muy suya –la vida-) causa efectos indeseados por los padres, el deseo de orfandad, o por “los demás”, la reacción del individuo.
Jilguero.