sábado, 16 de diciembre de 2006

Cecília Meireles

ACEPTACIÓN

Es más fácil posar el oído en las nubes
y sentir pasar las estrellas,
que prenderlo a la tierra y alcanzar el rumor de tus pasos.

Es más fácil, también, hundir los ojos en el océano
y asistir —allá al fondo— al nacimiento mudo de las formas,
que desear que aparezcas, creando con un gesto
un signo de esperanza.

No me interesan ya ni las estrellas, ni las formas del mar,
ni tú.

Desenrollé de dentro del tiempo mi canción:
no tengo envidia a las cigarras: también voy a morir cantando.

5 comentarios:

Adaldrida dijo...

Me encantaaaaaaa. Es bueno, güeno, bueno.

Anónimo dijo...

"No me interesan ya ni las estrellas, ni las formas del mar,
ni tú."

Este verso me parece terrible. Parece que quien le deja de interesar era tanto como el mundo para quien escribe.

Anónimo dijo...

¡¡¡Muy bueno!!!

Anónimo dijo...

Hoy, que estado un buen rato frente al océano, este poema me resulta especialmente poderoso. Gracias por darnos nuestra diaria dosis de EGM.

Anónimo dijo...

Glup, me he comido un he.