sábado, 27 de febrero de 2016

El arte por no helarte


Los amigos que no me dejan traer aquí fotos de mis hijos me han fastidiado, pero me rescata el arte. 





Carmen, nada más entrar del chaparrón (casi chapuzón), sin esperar a secarse, se hizo este autorretrato bajo la lluvia. Como sabéis, quiere ser pintora, y yo creo que lo será, más allá del talento —que siempre se puede desenterrar— porque ama la realidad y corrió a pintar del natural; porque le atrae el autorretratismo, que es, al fin y al cabo, lo que todo artista hace, así que mejor ser consciente; y, sobre todo, porque sus dibujos tienen el don de consolarme. 

viernes, 26 de febrero de 2016

Qué bueno


Me llega que han borrado mi nombre de una lista por mi catolicismo a machamartillo, y me alegro y me regocijo de poderme aplicar la hermosa bienaventuranza: "Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa".

Y más aún pensando en lo bueno que es Jesús, porque no dice "cuando os persigan todos". Basta que en un sitio te tachen de una lista para que se te aplique la maravillosa promesa ("vuestra recompensa será grande en el Cielo"). Realmente es el ciento por uno. Igual que no se acabarán las ciudades de Israel (Mt 10, 23), no se acabarán las cabeceras ni las revistas donde escribir...

Me consta que hay también al que le escuece mi alegría incombustible. Pero que piense que no estaría tan contento si me hubiesen tachado de la lista por no escribir bien. Huy, eso sí que me hubiese preocupado. Cada cual acarrea sus certezas y sus inseguridades.





jueves, 25 de febrero de 2016

Simpatía latente



"Milton carecía tanto de la concisión de Dante como de su simpatía latente para con los condenados", dictamina Lampedusa, al que no se puede acusar de chovinismo, por cierto. Aquí, tampoco porque tiene más razón que un santo.


Y fijaos en un ejemplo de esa "simpatía latente": cuando en el Canto XV del Inferno describe cómo un grupo de sodomitas, aguzando la vista. le miran, tratando de reconocerle, dice: 

.... e ciascuna  
ci riguardava come suol da sera 
guardare uno altro sotto nuova luna;

O sea que se miraban como lo hacemos una noche de luna nueva, sin vernos bien, forzando la vista como se señala con el salto de terceto a terceto. Pero ¿no salimos nosotros de esos tres versos con un recuerdo del resplandor, por contraste, de la luna llena? Se da por sentado que por la noche de luna nueva se ve fatal, pero lo que dicen (sin decirlo) los versos es la maravilla que es verse a la luz de la luna. 

Dante, así, siempre. Y yo, que he tenido que salir a cambiar las bombonas de gas esta mañana a las 6:30, lo he visto claro. A la luz extraordinaria de la luna llena.



miércoles, 24 de febrero de 2016

Aut aut


Mi mala costumbre de subrayar los libros no me trae más que disgustos. Cuando releo o maldigo mi mala cabeza, preguntándome por qué subraya esto y no eso otro, o maldigo mi mala memoria, preguntándome cómo no me acordaba de algo tan fundamental y tan bien subrayado. 

Subrayar en todo caso colma de remordimientos y reproches la relectura.


martes, 23 de febrero de 2016

Silencio



Estos días en que, por prescripción médica, estoy en un silencio absoluto están siendo, contra lo que pensé en su momento, de muy poca escritura, incluso en el blogg. En mis correos y whatsapp caigo en el emoticono continuamente, como si mi lenguaje gestual se impusiese también en el escrito. He pensado que ha habido grandes escritores ciegos, de Homero a Borges, y sordos, de Ronsard a Fernando Ortiz, pero, ¿mudos? Y lo curioso es que, puestos a ser escritores, ¿quién con más motivo que un mudo, no?

Voy descubriendo —palpando— los secretos vasos comunicadores que van del lenguaje cotidiano a la escritura, y me quedo pasmado, boquiabierto.

(Es verdad que del lenguaje coloquial a la escritura auténtica hay que pasar por un trecho de silencio, pero si falta el primero, se pierde un polo de la tensión.)



viernes, 19 de febrero de 2016

Ángel Darío Carrero (5/5)


De los últimos poemas, he escogido dos. El primero, con las tachaduras que yo le haría:

No todo lo que vuela canta
sólo lo que sabe el secreto
prohibido a las palabras

Quedaría así. Creo que lo del vuelo distrae. Pero puedo estar muy equivocado. Con todo, ¿no vuela más, precisamente, ahora?

Canta
lo que sabe el secreto
prohibido a las palabras.

El poema final da título a la antología. El título es muy bueno de por sí. El poema lo explica, si hiciese falta.

Lucho
el muro es alto
no puedo
               empujarlo
tampoco saltarlo
escucho humildemente
lo que canta

            al otro lado.

Lo que le debemos a Ángel Darío Carrero es que nosotros, gracias a él, también lo oímos.

Abre los ojos



Veo más clara la mano de Dios guiando mi vida porque yo, con una frecuencia que os dejaría pasmados, he soltado el volante. Me he dejado caer. De espaldas. Y siempre me ha recogido y me ha traído a casa, adonde mejor estoy. 

Pero, de pronto, he dado en dudar si esa irresponsabilidad constitutiva y providencialista mía no será una taimada y desconocida desconfianza en la omnipotencia de Dios. Algo así como "yo me quito de en medio para que ya hagas Tú mi vida". Como si mi voluntad o una mínima planificación por mi parte fuesen a interferir en sus planes. 

Hasta ahora he presumido de fe por ir por mi biografía con los ojos cerrados. Pero lo propio de la fe es tenerlos bien abiertos.




jueves, 18 de febrero de 2016

Per la ricuperata di Ophelia


Ha querido el destino que se encuentre justamente ahora, tras más de dos siglos, una cantata de Mozart, Salieri y un tal Cornetti. Con libreto de mi querido Lorenzo de Ponte.  Es la Cantata K477a, y lo minúsculamente curioso es que se escribió para que Nancy Storace, famosa soprano, recuperase la voz. Como yo estoy con la voz perdida, me ha hecho muchísima gracia la coincidencia. Enseguida, porque el silencio fomenta la autocrítica, me he regañado: ¡hábrase visto egocentrismo semejante!

Pero luego he pensado que si ese egocentrismo no es más que una especie de especie que se espolvorea sobre la realidad para recibirla con más agradecimiento y gracia, bien está. Si la empatía es ponerse en lugar del otro, el interés consiste en ponerlo todo en el lugar del yo, de modo que uno se sepa incumbido, interpelado, afectado por cualquier cosa. ¿Y qué me dicen del placer de pensar que hay una música de Mozart y unas estrofas de Da Ponte que, indirectamente, por un movimiento reflejo, interceden por la recuperación de mi voz?


miércoles, 17 de febrero de 2016

Ángel Darío Carrero (3/5)


Atinada e inspirada la decisión de Iwasaki de incluir en la antología de la poesía de Ángel Darío Carrero la traducción de su tocayo Angelus Silesius. Ángel más Angelus suman un Arcángel, que diría un ultraísta.

80

Las aves
                        en el aire
la piedra
                        en la tierra
el pez
                        en el agua

y mi espíritu
                        en tus manos

cada cosa en su lugar.


[Esto es el beato sillón de Guillén a la enésima potencia, desde luego]



145

            El cielo está
                        dentro de mí

                        también anidan
                                    adentro
                        tormentos
                        infernales

lo que yo elija
vivirá conmigo.


[De fondo, una estupenda explicación de la libertad y el infierno, otra vez. De forma, nunca había visto sacar más petróleo poético del sangrado.]


302

            voy por tus caminos

cuando me detengo
                        pierdo terreno

cuando avanzo rápidamente
            me pierdo yo

tus caminos no son mis caminos.


[Es la terrible tentación contra la mística: ese “me pierdo” si avanzo. Luego dicen los que avanzan que no se pierden, que se ganan, pero esa amenaza al yo está ahí y hay que advertirla.]



lunes, 15 de febrero de 2016

Feminidad


La paternidad es un asombro constante. Diariamente aprovecho el tiempo que pasa desde que desayuno con Leonor, que entra a trabajar a las siete y cuarto, y mi marcha al IES, para leer la prensa y hacer la corrección importante de mi artículo, la decisiva, como tal vez recuerden vagamente. Ahora sigo de baja, pero, absoluto silencio aparte, mantengo el ritmo. Sin embargo, Carmen, esta mañana, cuando he ido a darle el beso de buenos días, me ha dicho: "Siéntate a desayunar conmigo, anda, que hoy tienes todo el día para escribir tu artículo". Como suena. No sé cómo ha aprendido tan bien con cinco años mi horario, mi baja actual ni esa manera tan femenina de cogerme las vueltas. Me he quedado allí, petrificado, viéndoles desayunar, pero sin poder decir ni mu.


domingo, 14 de febrero de 2016

Abdominales


Tenderte a leer en el sofá una tarde de domingo de invierno con dos niños pequeños es someterte a una sesión de abdominales. 

(Levanta a abrir la puerta, a cerrarla, a disolver una pelea, a lavar una rodilla... Uno, dos; uno, dos; uno, dos...)



viernes, 12 de febrero de 2016

Lampedusa, aforista


Espléndida relectura de El Gatopardo. Creo que al fin he entendido de qué va la novela y, de paso, he descubierto el grandísimo aforista que el Príncipe de Lampedusa, el duque de Palma es. Juzguen ustedes:



El alma ilusionada y rapaz de un liberal. 
* 
Atrincherado en su inexpugnable gentileza. 
* 
Sicilia, esa América de la Antigüedad. 
* 
A lo largo de los siglos la riqueza se había convertido en ornamento, en lujo, en placeres; sólo eso; la abolición de los derechos feudales había decapitado las obligaciones junto con los privilegios. 
* 
Para la criatura humana no hay mayor placer que el de gritar «¡La culpa es tuya!» 
* 
Existe un dios protector de los príncipes: se llama Buena Educación. 
* 
Cuando perdía la calma, las pasiones se transformaban en caprichos. 
Mientras hay muerte, hay esperanza. 
* 
La Prudencia, la más dúctil de las virtudes cardinales, y también la más fácil de manejar. 
* 
Aunque no lo amase, sí estaba enamorada de él, lo cual es algo bastante distinto. 
* 
La más cruel y absurda de las pasiones: los celos retrospectivos. 
* 
“Limosna” la llaman, para no tener que darla. 
* 
La ira y la befa son señoriales; la elegía y la jeremiada, no. 
* 
Engañarse a sí mismo, facultad imprescindible para cualquiera que se proponga guiar a los demás. 
* 
Durará, durará siempre; el “siempre” humano, desde luego, un siglo, dos siglos…; luego será distinto, pero peor. 
* 
Algo que todos buscan salvo los santos: poder despreciar los bienes terrenales a fuerza de poseerlos. 
* 
Todos sujetos por igual a la doble esclavitud del amor y de la muerte. 
* 
El vals —cuyas notas atravesaban el aire caliente—, apenas una estilización del viento. 
* 
¿Cómo podría uno ensañarse con quienes, sin duda, iban a morir? 
* 
Como siempre que reflexionaba sobre su muerte, se tranquilizó. 
* 
Los enamorados quieren estar solos, o bien con extraños. 
* 
El desprecio es un vicio universal [en ningún caso, patrimonio de la aristocracia]. 
* 
Mejor aburrirse uno que aburrir a los demás. 
* 
Ni siquiera las estrellas fijas están realmente fijas. 
* 
Un linaje noble sólo existe mientras perduran las tradiciones, mientras se mantienen vivos los recuerdos. 
* 
Pero ¿realmente podía incluir esas horas [las de neta felicidad] en el activo de su vida? ¿No eran acaso una dádiva anticipada de la bienaventuranza de la muerte? 
* 
El afecto, burlón, como debe ser. 
* 
La humilde expresión de reproche que aflora en las cosas a punto de ser eliminadas.



jueves, 11 de febrero de 2016

Me lo dijo seis veces


A aquel muchacho
 
le gustaban mis haikus. 
Menos es nada.




Ángel Darío Carrero (2/5)


Me ha gustado menos su segundo libro, Perseguido por la luz (2008), pero aún así, qué gran lema, más que estoico, porque sonríe: "Y no me desdice / la desdicha". Me lo grabo a fuego.

Y luego este poema que vale, él solo, por un libro entero; y también, desde luego, de lema o moto de un escudo:


ALTERACIÓN DEL VACÍO

Mis palabras
                        caen
                                    al
                                          vacío
y no van tristes.

el vacío
            cae
                   en
                        mis
                              palabras

y no hallan consuelo.





miércoles, 10 de febrero de 2016

Ángel Darío Carrero [1/5]


Al barbero le va a gustar tanto la antología poética Lo que canta al otro lado del puertorriqueño Ángel Darío Carrero (1965-2015), que va a traerlo aquí libro a libro. No sin antes recomendar el emotivo prólogo de Fernando Iwasaki. El primer libro se tituló Llama del agua, y tiene ecos de San Juan de la Cruz no sólo en el título. Se publicó en Trotta, en 2001.

[…]
me quito los lentes
                        y veo exactamente lo mismo
                                                           al Dios que no me visita.

*
[…]
Cada vez que doy conmigo
me comprendo más y más:
soy un relato de tu ausencia.

*
[…]
desbordas mi ser
como un mar
en el vientre de la mano

*
PLAGIO

Tú hablas
y yo lo convierto
en palabra

mi poema
es una traición
                        que se repite
un plagio desvergonzado
al que doy firma

tú callas
y yo amo las palabras.

*

Y cuando
todo
era nada
apareciste tú
y ya
nada
era nada.

*
[…]
y de noche mis poemas
se visten solos para buscarte
*
[…]
tus ojos de Amado
hacia mí se alejan
*
[…]
no digas tu nombre

al poeta que vive de buscarlo





lunes, 8 de febrero de 2016

Obras del metro



Fui a buscar un haiku de Susana Benet de alto contenido político. Serviría de ejemplo de cómo un haiku puro puede llevar una crítica a la parálisis de una gestión municipal. Lo encontré:

Obras del metro. 
Al fondo de la zanja 
crecen arbustos. 

Yo quería traérmelo, aunque la metáfora y el haiku no acaban de llevarse bien del todo, a la situación política actual. ¿Cuándo empezarán a florecer las retamas al fondo de la zanja de nuestro estado de cosas?

Pero por el camino, encontré, disimulado entre otros haikus, el hilo leve de una historia de amor:

 Si yo pudiese 
apagar el recuerdo, 
vería la noche.
*
Floto en el agua. 
Ahora tu recuerdo 
me pesa menos.
 
Tiene la noche 
la redondez azul 
de las hortensias.
*
Y por la noche 
me siguen alumbrando 
los jazmineros.



domingo, 7 de febrero de 2016

Vino y charla



Ya saben (véase infra) lo de mi botella de borgoña. Y saben lo de mi reposo vocal absoluto. Lo interesante es que hasta que no pueda hablar no hay ninguna posibilidad de que nos bebamos la botella. Sin conversación no hay borgoña que valga. Para beber solo están los destilados. El vino pide compañía, amor, inteligencia... No es el menor de sus encantos.


viernes, 5 de febrero de 2016

Aleluya


Puedo tener más lectores, 
sí, pero jamás mejores.

Cartas meditadas, generosos tuits, hondísimas reseñas, cariñosas amonestaciones que, aún teniendo razón, en nada se transforman en elogios... Podría hacer un enjambre de enlaces de tantos detalles, pero  concretemos en lo que me ha inspirado esta mañana esta aleluya que grabo a fuego en mi pluma (virtual) de escritor. Esta lectura espléndida de Ángel Ruiz. Y un tarjetón de una lectora de aquel artículo, que reza:

Te adjunto una botella de borgoña para que no tengas que buscarla para "trasegarla" con Leonor.




Y la trasegaré, chin, chin, a su salud, y a la todos vosotros.



La gola de vuestras opiniones



Shakespeare se abre camino siempre, como un río poderoso. Así su Tomás Moro. Mirad cómo lo recita sir Ian McKellen, oíd el discrurso contra la rebelión que pretende, con una mezcla de xenofobia y odio de clases, echar a los extranjeros de Inglaterra. Y ved lo que dice Shakespeare, Tomás Moro, ambos: 















TOMÁS MORO:

Dadlos por expulsados, pensad que vuestro ruido 
ha acabado con toda majestad en Inglaterra. 
Imaginad que veis a esos desgraciados 
cargando a sus espaldas sus niños y sus bultos 
hacia puertos y costas en busca de transporte, 
y que cumplís, cual reyes, todos vuestros deseos, 
muda la autoridad ante vuestras bravatas, 
y vosotros vestidos con la gola de vuestras opiniones; 
¿qué habríais conseguido? Os lo diré: enseñar 
a la insolencia y a la mano dura a vencer, 
a avasallar el orden. E instaurado ese método, 
ninguno de vosotros a anciano llegaría, 
porque nuevos rufianes y según sus caprichos, 
con esa misma mano, esas mismas razones y ese mismo derecho, 
os harían sus presas, y los hombres, 
como peces hambrientos, unos
a otros se devorarían.


[...]



... Aunque estéis desesperados, 
lavad con lágrimas 
vuestras mentes manchadas, y esas manos 
que, al rebelaros, contra la paz alzáis, 
alzadlas por la paz; y vuestras irreverentes rodillas, 
convertidlas en pies. Arrodillarse 
para pedir perdón es más seguro 
que cualquier guerra cuya disciplina 
sea la rebelión. 
¡Entrad, entrad en la obediencia! Ni 
aún la rebelión podría proceder sino con obediencia. 
Decidme sólo esto: ¿Qué capitán rebelde, 
iniciado el motín podría con su nombre 
retener a la chusma? ¿Quién obedecerá 
a ese traidor, cuya proclamación 
de “capitán” no os puede sonar bien 
llevando el adjetivo de “rebelde”? 
Los extranjeros los derribaréis, 
los mataréis, les cortaréis el cuello, ocuparéis sus casas 
y llevaréis atada la fuerza de la ley 
para azuzarla como a un perro. ¡Ay! 
Digamos ahora que el monarca, 
que, cuando el criminal se arrepiente es piadoso, 
se queda corto ante esta enorme ofensa, 
y apenas os destierra: ¿Adónde iríais? 
¿Qué país, a la vista de vuestro yerro, asilo 
os daría? Id a Francia, a Flandes, 
a Alemania, a España, a Portugal, 
a cualquiera que no sea aliado de Inglaterra, 
y allí tendréis que ser extranjeros. ¿Querríais 
dar en una nación de carácter tan bárbaro 
que, revolviéndose en atroz violencia 
no os dejase encontrar un cobijo en su suelo, 
sus odiosos cuchillos afilase 
contra vuestras gargantas, despreciándoos 
como a perros, lo mismo que si Dios 
no os hubiese creado y no os reconociera; 
y como si no fuesen los elementos útiles 
para vuestra existencia, sino una propiedad 
para ellos reservada? ¿Qué diríais 
si os tratasen así? Tratáis así a los extranjeros. 
Así es vuestra oceánica falta de humanidad.




jueves, 4 de febrero de 2016

Edipo en Colono


Me acuerdo continuamente de Edipo en Colono porque la que más me acompaña en mi mudez absoluta sobrevenida y la que mejor entiende mi lenguaje gestual es Carmen. Lo entiende perfectamente. Su madre, no. He descubierto que Leonor me quiere, sobre todo, por la conversación. Pero me distraigo, estábamos con Antígona, digo, con Carmen.

Me dice que no hable, le divierte oírme con los ojos y adivina como nadie lo que digo con las manos. Ay, Edipo, aunque disimules, qué feliz tuviste que ser acompañado en tu desgracia por Antígona. 

Carmen me ha dicho esta mañana: "No puedes hablar, pero puedes escucharme". Eso sí es consuelo. Y se ha sentado en mis rodillas y me ha dicho: "Si estuvieses ciego, podrías hablar, pero no podrías ver". Se ve que también ella tenía un pálpito sofocleo.




miércoles, 3 de febrero de 2016

Inversamente proporcional


El interés que uno tiene en los retuits, likes y comentarios es inversamente proporcional a la pasión que le embargue por lo que hace.


martes, 2 de febrero de 2016

Responsabilidad


Al darme el beso de buenas noches, a las 9:30, exclama Quique: "¡Qué bien afeitado!". Ayer, a las siete de la mañana, había cambiado la cuchilla. 

Esta mañana se ha acercado al ordenador a darme el beso de despedida. Le ha sorprendido encontrarse en mi pantalla una mujer desnuda. No decía nada, pero se señalaba el pecho y me miraba. 



A vosotros sí os puedo remitir a la página, pero a él tampoco iba a leerle el poema de Ibáñez Langlois. Tampoco he dicho nada.

Tanta preocupación con el Gran Hermano, y un hijo pequeño es más implacable.