Si no existiera, habría que inventarlo. A estas alturas del artículo, ya habrá algún lector objetando que Dios es demasiado bueno para permitir el infierno: lo que demuestra que él —el lector— es también muy bueno, pero tonto. Porque a ver: Dios, que respeta nuestra libertad incluso para pecar, ¿cómo va a imponer a nadie que le ame eternamente en el Paraíso? ¿Cuántas veces oímos en canciones de moda o en chistecillos particulares: “mejor al infierno para divertirse con los colegas”? Pues ellos mismos. Dante, que estuvo por allá, explicó que hay infierno por misericordia divina; y Catalina de Génova que los mismos rayos de la gloria son llamas para quienes la rechazan.
Asimismo, es una garantía de justicia. El sangrante caso de De Juana nos ha vuelto a recordar que entre los hombres el derecho es débil o no existe. Y piensen ustedes en Hitler, en Stalin o en otros, más disimulados, que tras colmar el mundo de dolor, mentira y muerte, murieron… ¿Y punto? ¿Quedaron impunemente disueltos en la nada como sus víctimas?
Los que creemos, amén de en su indiscutible necesidad, en la existencia del infierno no dejamos por eso de luchar aquí con todas nuestras fuerzas por lo justo, como es lógico. Yo llevo dos semanas escribiendo contra la excarcelación de De Juana y no hay manifestación a la que no me apunte, a pesar de que me espantan. Tampoco significa que le deseemos la condenación a nadie. Y menos que nosotros, Dios, que busca que todos se salven. Al infierno sólo va quien lo quiere, quien lo quiso tanto que hizo lo posible por traerlo a la Tierra, y jamás se arrepintió.
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14 comentarios:
Qué bueno!
Con Dante diría compadecida de los que pueblan el infierno: massa dannata "pueblo afligido, que ha perdido el bien del conocimiento." El que se ciega a golpe de cometer injusticias acaba por aprender la justicia viviendo en sí mismo su justa condena. Por eso, casi mejor aprender cuando aún se puede rectificar, mientras hay vida hay esperanza.
(...)En efecto, no dejaría de ser una gran alabanza de Dios la misma justicia por la que son condenados los pecadores. Sería incluso una alabanza verdaderamente grande. (...) (San Agustín, Comentario al Salmo 70)
Y sin embargo... recemos por la amnistía final.
Me temo que ando teóricamente pez en la virtud de la justicia, porque me cuesta concebir el infierno como garantía de ella.
El infierno es una elección. La vida es elegir, un sí o un no a Dios. Una opción que se prolonga en el tiempo. Los ángeles lo hicieron en un atemporal instante, nosotros en más o menos años.
Es difícil entender que la justicia divina tenga algo que ver con la humana, cuando aquella decide que lo más justo es la muerte de Dios hombre para pagar la culpa del hombre.
A mí no me consuela nada pensar que Hitler o Stalin estén en el infierno. Y no me da ninguna envidia el paso terrenal de los condenados.
La justicia humana es más un problema de prudencia, digo yo. El carácter punitivo de la justicia contiene con demasiada frecuencia y facilidad venganza. También en el caso De Juana. Si ese criminal ha de estar en la cárcel, es por nuestra propio bien, no por sus 25 asesinados, que estén donde estén, ni les añade ni quita su libertad o su encierro.
Un poco haciendo eco de la esperanza de Jesús Beades, continuaré el texto...
En efecto, no dejaría de ser una gran alabanza de Dios la misma justicia por la que son condenados los pecadores. Sería incluso una alabanza verdaderamente grande...
Pero Tú has liberado al pecador justificando al impío y yo añadiré alabanzas a todas tus alabanzas...
Yo estuve en la manifestación. Me emocioné al ver tanta bandera junta ondeando al viento. Y me encantó ver la mueca de Pepiño Blanco al día siguiente por la tele; lo siento, no lo pude evitar.
Respecto a lo de De Juana, me remito a todos tus artículos.
Y a las palabras de Juan Pablo II: "No hay paz sin justicia. No hay justicia sin perdón". Supongo que su aplicación práctica, no la veremos en esta vida. Pero como "desideratum", deberíamos grabárnoslo a fuego, no sólo los que se dedican a la cosa pública.
Nunca en mi nombre
Bárbara Morales García
Viuda de J. G., uno de los 16 asesinados el 11-M en el tren de la estación de Santa Eugenia
NUNCA hubiera imaginado que mi vida iba a convertirse en lo que ha sido desde el 11 de marzo del 2004. Nunca hubiera imaginado que tres años después las cosas estarían tan mal. Nunca me creí aquello de que todos íbamos en ese tren. Hoy menos que nunca. Las páginas de los periódicos, las firmas de ciertos periodistas, por desgracia, me dan la razón.
NUNCA pedí estar donde estoy. Nunca me he creído con más derechos por ser víctima. Nunca me he considerado más autorizada para expresar mi opinión que otra persona. Nunca he pretendido ser jurista. No permito que aquellos que tenían el poder de hacer cumplir las leyes pretendan ahora culparme de no querer redactarlas. Los que se manifiestan estos días en mi nombre y el de otros como yo jamás me han preguntado lo que pienso o lo que siento. Si quieren mi protagonismo les cambio el sitio. Pero con todo. Les ofrezco también mi sufrimiento.
Aquien pueda interesar le diré que por tercer año consecutivo el 11 de marzo lo paso fuera de España. Porque hay una parte de esta España tan unida, tan decente, tan de gentes de bien que a veces duele y avergüenza demasiado, que pregunta muy poco, que escucha mucho menos, que hace demasiado ruido y que no se interesa por cuidar a quienes tienen la indecencia de decir que representan.
NUNCA he dado permiso a nadie para hablar por mi boca, para llorar por mis ojos, para decir cómo debo sentirme. Por eso me da tanta vergüenza que unos u otros intenten aprovecharse de la debilidad debilidad de la víctima. Por eso, además de al dolor de una pérdida, me enfrento a la rabia de saber que somos juguetes en manos de quienes tuvieron el poder de haber evitado tantos asesinatos y tantos intentos de asesinato. Juguetes para jugar a su juego de buenos y malos.
NUNCA he permitido que ningún político hable en mi nombre, o me hable de héroes, o me dé palmadas en la espalda. Hoy tampoco. A quien pueda interesar, soy una persona normal, tengo 29 años, lucho cada día por mantenerme fuera de este circo; sueño con que algún día se olvidarán de nosotros, dejarán de aprovecharse de nuestra desgracia, de escupir en nuestras heridas para hacerlas sangrar y ofrecernos la pomada-que-todo-lo-cura.
A quien pueda interesar, no soy solo una víctima del terrorismo, como cualquier otra persona tengo una vida compleja, con problemas y alegrías. A mi dolor por ser víctima, a veces se le añade el ser mirada solo como víctima. A quien pueda interesar, tengo familia a la que quiero y me quiere, también tengo amigos. Ellos son quienes me escuchan, quienes me conocen, quienes me preguntan, quienes me consuelan, quienes me hacen reír, quienes me respetan, quienes nunca han osado aprovecharse de mí, quienes nunca me han vendido por un precio tan bajo. Ellos son los que sufren conmigo si me hacen daño y son felices cuando sonrío. Ellos son los que llevan conmigo tres años en este tren.
Publicado hoy en las cartas al director de El Periódico
Supongo entonces que, a esta víctima. la falta de respeto que le tiene el Gobierno -que no investiga, sino que oculta, el 11-M-,no debe gustarle nada. Que agradecerá al PP que pida justicia y dignidad para las víctimas, y justicia y firmeza para los asesinos.
Como se puede decir en un hombre "culto" tal estupidez como la que dice este Jesús, pero vamos a ver no se está celebrando el juicio del 11M, pues deje usted que hable la justicia y que investigue la policia.
El otro día leí la definición de infierno de uno de los personajes de la novela "Delirio" de Laura Restrepo: "Te juro que el infierno debe ser un lugar donde te encierran con tus consecuencias y te obligan a lidiar con ellas".
Pienso que éste debería ser un punto común de la justicia humana y la divina, con la diferencia de que, la justicia divina lleva siempre pareja la misericordia (es más que a uno no le encierran, se empeña en encerrarse), y, mientras la voluntad de los hombres no quede cristalizada por la muerte, las consecuencias siempre son reversibles. Siempre cabe la redención, cuando se reconoce la maldad de los actos y se asumen sus consecuencias.
La justicia humana es diferente, y en nuestro caso actual, deficiente, muy deficiente. Aquí no te arrepientes de nada y como premio te excarcelan por el mérito de chantajear a la sociedad amenazando con morirte.
No Jesús, creo que te equivocas, lo que agradecerá esta víctima es que la dejen en paz, tanto unos como otros, porque ambas partes sólo piensan en su propio beneficio. Los políticos cada día piensan menos en el pueblo y cada vez más en cómo manipular al pueblo para ganar unas elecciones y destruir a la oposición. Es triste pero es (y lo de decir que el Gobierno no investiga porque no siga la linea de investigación/ficción de El Mundo me parece de chiste).
Dos preguntas para el "Señor No"
El Partido Pancartero (PP) ha decidido que la realidad es un asunto que no le concierne. Sólo así se explica su decisión de convertir el terrorismo en el principal arma para atacar al Gobierno.
Veamos los hechos. Desde que se aprobó la Constitución en 1978, los españoles han acudido ocho veces a las urnas. Pues bien, el número de personas asesinadas por los terroristas en cada mandato presidencial es el siguiente:
Adolfo Suárez (31/3/1979-30/11/1982): 255 muertos
232 fueron asesinados por ETA y 23 por la extrema derecha.
Felipe González (1/12/1982-22/7/1986): 187 muertos
142 fueron asesinados por ETA, 27 por el GAL y 18 por islamistas.
Felipe González (23/7/1986-4/12/1989): 107 muertos
105 fueron asesinados por ETA y 2 por la extrema derecha.
Felipe González (5/12/1989-8/7/1993): 108 muertos
Los 108 fueron asesinados por ETA.
Felipe González (9/7/1993-3/5/1996): 34 muertos
Los 34 fueron asesinados por ETA.
José María Aznar (4/5/1996-25/4/2000): 24 muertos
Los 24 fueron asesinados por ETA.
José María Aznar (26/4/2000-15/4/2004): 236 muertos
44 fueron asesinados por ETA y 192 por islamistas.
José Luis Rodríguez Zapatero (16/4/2004-): 2 muertos
Los 2 fueron asesinados por ETA.
Cualquier persona que tenga un mínimo respeto por los hechos llega a dos conclusiones:
1) La lacra terrorista azotó a la sociedad española con especial brutalidad durante el mandato de Suárez y durante la última legislatura del empleado de Murdoch.
2) El periodo con menor número de muertos, con gran diferencia, es el que se inició tras la victoria de Zapatero.
Ante esta realidad, cabe plantearle dos preguntas al Señor No, político anteriormente conocido como Rajoy:
1) ¿Por qué decide conceder el máximo protagonismo a ETA justo en la legislatura en que menos dolor han provocado los etarras?
2) ¿Por qué se considera perito en la lucha contra el terrorismo cuando fue vicepresidente del Gobierno durante uno de los periodos en que más asesinaron los terroristas?
Etiquetas: "Señor No", ETA, PP
posted by Manuel Rico at 02:10
Prefiero morir de pie que vivir de rodillas.
Que lástima ver a nuestra izquierda como cobardes burgueses que sólo aspiran a tener el buche lleno, aunque eso signifique meter bajo tierra la cabeza.
Y no mezcle a Aznar en esto, que los que pretendemos la inteligencia no abandonamos nuestro criterio en un partido político.
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