miércoles, 8 de diciembre de 2010

Presentación de Con el tiempo

Hoy es un día estupendo para hacerla. Sería raro que mi nuevo poemario estuviese circulando por ahí, sin haber hecho una presentación en Rayos y truenos, por donde pasáis amigos, conocidos, saludados, seudónimos y anónimos. Os podría parecer que me hago el interesante, y no. Pero tampoco querría parecer interesado, ni que esto fuese un blog-spot publicitario. Entre Escila y Caribdis, pues, como siempre...

Sí tenía pensada una larga lista de muy sentidas deudicatorias, explicando qué le debo a unos y a otros: poemas caídos, versos limados, orden afinado, títulos nuevos, etc. Es un libro éste muy de su tiempo, con una colosal deuda oculta, como las finanzas mundiales. Pero amigos de los que me fío (y que son mis acreedores) me han desaconsejado con gran autoridad (en los dos sentidos) esas deudicatorias. Uno me escribió: "Y algo que debo pedirte (o aconsejarte, si me lo permites): no me cites (ni a mí ni a nadie) en público para agradecer ciertos ajustes de pura y mera carpintería. Los poemas son tuyos. Es normal que pidamos a otros amigos poetas que nos ayuden a ver, desde su distancia, lo que nosotros, de tan cerca, no acabamos de ver. Pero eso debe permanecer inter nos, como secreto 'de secta', sin más trascendencia". Bien, bueno.

Quitando eso, no tengo nada que decir.  Con ninguna publicación de mis anteriores libros, había sufrido esta sensación también física de quedarme hueco, silencioso, incierto, casi desolado, incapaz de trabajar. Quizá no sea vanidad lo de los escritores, sino un vacío... que se tiene la esperanza que colmen los lectores. La vanidad estaría entonces en querer tener muchos o todos, y no unos pocos, hondos. Yo ya los he tenido. No me puedo quejar.

Se entiende que el ritual de las presentaciones de libros consista en poco más que en una lectura de poemas, porque, ¿qué otra cosa podría uno decir ahora? Aquí sólo os leeré uno, y he pensado en "Versión":
Estas líneas traducen un poema
de autor desconocido.
Una música antigua, oída un día
en el coche, camino del trabajo,
o la conversación en la que hablaban
de novios unas chicas jovencísimas
que espié sin querer, transido de nostalgia.
O puede que traduzcan la sonrisa
que salva una mañana, o bien las voces
que nos hieren en sueños, o un paisaje,
o una historia olvidada... Es un poema
incierto de autor desconocido el que estas líneas
traducen torpemente consultando
un diccionario oscuro.
Su lengua original fue la del fuego
y nunca nadie ha hecho una versión exacta.

14 comentarios:

Ignacio dijo...

Enhorabuena, en pudiendo lo compro.
Y haz el spot publicitario: si no no me habría enterado, o sea que no te disculpes por ello.
Sin permiso,hago una versión de Versión:
Estas líneas traducen un poema de autor desconocido.
Una música antigua, oída un día en el coche, camino del trabajo,
o la conversación en la que hablaban de novios unas chicas jovencísimas
que espié sin querer, transido de nostalgia. O puede que traduzcan la sonrisa
que salva una mañana, o bien las voces que nos hieren en sueños, o un paisaje,
o una historia olvidada... Es un poema incierto de autor desconocido el que estas líneas
traducen torpemente consultando un diccionario oscuro.
Su lengua original fue la del fuego y nunca nadie ha hecho una versión exacta.

María dijo...

Enhorabuena y por esas deudas que tienes, enhorabuena también a tus acreedores.
Y felicidades también por escoger tan gran día para la presentación.

Adaldrida dijo...

Es un gran libro, Enrique. Yo he comprado cuatro para regalar estas navidades.

Mora Fandos dijo...

Espera, que voy...

Marcela Duque dijo...

No puedo esperar para leerlo, ¡qué ganas! Es el número uno en mi carta a los Reyes, así que hasta entonces me bastan estas las pinceladas y lo que voy leyendo en otros blogs de su libro... ¡Enhorabuena y muchas gracias!

Me encantaría escucharle recitar sus poemas, estar en la presentación del libro, "a viva voz". Si algún día viene a Pamplona...

BV dijo...

Ya era hora de que hicieses las presentaciones. "Lectores, el libro. Libro, unos lectores".
Enhorabuena y gracias.

Juan Ignacio dijo...

Por el libro ya te felicité (estaba escondida una avant-première en un enlace en la entrada L.P.S.).
Ahora te felicito por este genial poema.

(En el fondo y en otro plano ya, todos somos fallidos "versionadores" de un poema que sólo el mismo Autor, cuando anduvo por este mundo, pudo hacer a la perfección).

marinero dijo...

Ya he tenido ocasión de leer el nuevo poemario de EGM. Mis felicitaciones más sinceras; confirma, y con ventaja, la opinión que ya tenía antes de conocerlo de que su autor es un auténtico poeta, esa cosa (contra lo que muchos creen) tan infrecuente. Enhorabuena.

E. G-Máiquez dijo...

Muchísimas gracias a todos, por la compañía. Abrazo,.

Miguel Ángel Borrego Soto dijo...

Enhorabuena, lo leeré y lo compraré en cuanto pueda, o mejor al revés, lo compraré y luego lo leeré, ¿no?

Anónimo dijo...

Carlos dijo:

En poema, impecable.
Tampoco yo veo oportuno que hubieses agradecido la sugerencias prestadas. A fin de cuentas, incluso de ellas eres autor, pues de las muchas que te pudieran hacer en algún momento, al final tú eras el que elegías esta o la otra.Y en último término, la bondad de esa sugerencia acababa estando en tu elección. En cuanto pueda me compro el libro. Sé que tengo garantizado un tiempo de alta y honda suculencia.

E. G-Máiquez dijo...

Vaya, Carlos, pensaba que bajo tu nombre semi-anónimo se ocultaba algún amigo (creo recordar que una vez dijiste que no revelabas tu nombre para no imponer la razón de autoridad) al que yo le hubiese enviado un ejemplar. Al que tienes derecho, por cierto, porque una corrección fundamental del poema "El hijo que no tengo" fue tuya. Huy, lo he dicho.
Abrazo agradecido.

Anónimo dijo...

Carlos dijo:

Si lo de razón de autoridad quiere decir, como supongo, la razón que se impone por la importancia de quien la expone, nada más lejos de que esa sea la causa de mantenerme en el anonimato. Soy escritorcete, sí, pero nada más lejos de ser una eminencia. No, las razones eran, antes que nada, cierto pudor, y luego que, así, oculto, mis juicios son más libres, sin que los elogios puedan verse como interesados, como coba entre colegas. En fin, tonterías mías, porque sé que algún día nos veremos las caras, y sospecho que me dará la risa, y acabaré confesando, o por el simple hecho de ver la cara que pones cuando me descubras.
Mañana doy una vuelta por el Centro y buscaré tu libro.

E. G-Máiquez dijo...

Esperaré, Carlos, a que un colega se acerque a mí mondado de risa. Será un placer conocerte.