viernes, 23 de marzo de 2007

Carta de un alumno

Entre tantas tormentas, algún rompimiento de gloria.
Un alumno me escribe esta carta. A los cínicos les informo que la nota ya estaba puesta y que con el segundo trimestre se acabó mi asignatura. A los escrupulosos, que le pedí permiso para publicarla aquí. A los fanáticos de la humildad, que un maltrecho profesor de secundaria se puede permitir estas excepciones sin riesgo de grandes vanidades. A los puristas del lenguaje, que sí, que le tengo que corregir algunas faltas. Pero que será después: mejor no tocarla y ajarle el encanto. Que así es la rosa:


Estimado Enrique García Maiquez le mando este mensaje, para que sepas de mí y puedas aceptarme en msn. Y tengamos conversaciones de interés o social.

Tus clases son buenas y sencillas, no te creas que te estoy intentando engatusar con palabras. Bromas aparte estoy contento con tus clases, se entienden y tú das muchos consejos, que son buenos y a la vez confías en nosotros eso pocos profesores que yo he tenido a lo extenso de mi carrera estudiantil fracasada. Ahora estoy contento con los profesores de estos dos años del módulo que estoy haciendo, weno no me alargo más que si no esto en vez de una carta de trabajo, va a parecer un confesionario.

Atentamente su alumno de 2º Soldadura y Calderería, se despide cordialmente Muñoz.

P.D. A ver cuando me deja el libro que acordamos en que me ibas a dejar un libro.

20 comentarios:

Agus Alonso-G. dijo...

Qué belleza de palabras engarzadas un poco al alimón pero plenas de sentido. Y enhorabuena.

Dal dijo...

"Se compadeció de ellos, porque estaban como ovejas sin pastor".

Después del sacerdocio, no hay nada más noble que la enseñanza.

Adaldrida dijo...

Es genial yo no le cambiaría nada, y menos que nada la (falta de) puntuación. Y el salto continuo del tú al usted me encanta, me recuerda a mí misma con diecisiete años hablando con un cura del opus al que le tenía mucha confianza...

Anónimo dijo...

Estas pequeñas grandes cosas son las que «arreglan» un día, un mes y hasta un curso entero. ¡Enhorabuena, maestro!

Corina Dávalos dijo...

¡Qué majetón, tu alumno!

Ecazes dijo...

Galardón precioso.
Si los hay

Anónimo dijo...

¡Qué te voy a decir! Eslo mejor que puede decir un alumno de un profesor. Y si se trata de un estudiante de ciclos de formación profesional, con estudios específicos, el meritazo del maestro es enorme.

Auguro un futuro brillante al aprendiz de soldador. Si es capaz de restañar el alma de un profesor, qué no hará con la materia.

Anónimo dijo...

Emocionante. Casi lloro.

Anónimo dijo...

Él es bueno y sencillo, como tus consejos; y su carrera estudiantil no está en absoluto fracasada. No se da cuenta, pero ha sido un éxito.

No sé por qué (o sí lo sé pero tiene razón Muñoz en lo de la carta de trabajo), me he acordado del Salmo 114, el que dice:
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Comprendo tu emoción, no le dejes el libro, regálaselo. Muñoz sí que se lo merece.

Jesús Sanz Rioja dijo...

Yo le invitaría a algo, qué menos.

Enrique Monasterio dijo...

Espero que no se te ocurra cambiar ni una coma.

Anónimo dijo...

¡Qué maravilla Enrique!
Esto es una preciosidad e imagino el trabajo que le habrá costado a Muñoz escribir esta pequeña (y grandiosa) muestra de gratitud. Te has tenido que poner así de gordo, y eso es bueno, un empujoncito para seguir en la brecha.
Y prestale ese libro, que los libros son de pan, como dice el sabio de mi esposo. Una maravilla, me has alegrado el día.

Ángel Ruiz dijo...

Estas cosas no pasan mucho, pero ¡cuando pasan! Valen por años de clases.

Claudio dijo...

Como te envidio, Enrique. . . Los profes os quejáis de la enseñanza, pero, eso ya viene de antiguo (ver Las Confesiones de San Agustín, donde parece ser que la costumbre era que te pagaran al final de las clases. . . y muchos hacían un sin-pa, y él se queja amargamente de eso.. ::(

Pero, eso de estar en contacto con "lo nuevo", con la juventud, con la llegada de los nuevos, eso que Hannah Arendt llamaba "la invasión de los bárbaros", me llena de envidia. Espero, que sigas contando anecdotas de gloria y alguna lágrima-perla acerca de ese paisaje lunar que es la educación, para los que la miramos con añoranza desde fuera.

Si te sirve de consuelo, yo examino marcas.. :)

abrazos de Alacantí

Joaquín dijo...

Envidio a los profesores. Por lo que les oigo hablar, sólo cuentan "batallitas" y conflictos, pero ocultan con pudor las relaciones de afecto que sin poder evitarlo entablan con los alumnos. De un curso a otro, supongo que no olvidarás a alguno de tus alumnos, por algún motivo.

Juan Ignacio dijo...

¡¡¡Buenísima!!!

Coni Danegger dijo...

Tu alumno me hizo recordar otro que dijo, en su apasionada e inconsciente juventud, algo asi: "Yo voy a estudiar ingenieria; pero quiero enseñar algo, cualquier cosa, porque enseñar me parece una profesion noble, trascendente".

Luis dijo...

Y ¿Qué libro le vas a prestar? Uno en el que comprenda, que estar en fp no significa tener una vida escolar fracasada. O que tener un oficio es tan digno como tener una carrera. Uno en el que comprenda que saber que puedes hacer o conocer más, es el comienzo para hacerlo.

E. G-Máiquez dijo...

Tu pregunta Luis es la que yo me hago. ¿Qué libro le regalará?, porque la propuesta de CB de regalárselo la tengo ya asumida.

Luis dijo...

No me cabía duda de que hubieses decidido regalar el libro. Ahora a decidir entre amenidad, mensaje, dificultad. Bueno ya nos dirás.