sábado, 18 de febrero de 2012

Elias Canetti, El libro de los muertos (2/3)

Algunas de las pequeñas notas que Elias Canetti apunta contra la muerte son, en realidad,  preciosos y esperanzados microcuentos, como "Su reloj se detuvo, su corazón siguió palpitando" o "La mariposa como fantasma de la oruga". Mi preferido es este: "Él pidió una prórroga a Dios. Éste le concedió una hora". No recoge, creo, una broma macabra de Dios, sino la prueba de lo que vale el tiempo. 

Una hora –cualquiera– es un regalo divino. 

1 comentario:

Inmaculada Moreno dijo...

Ah, qué bien traído y qué verdad más esperanzadora. Aplaudo con las orejas a Elias Canetti y a ti.