Yo soy muy de los errores. Véase el cuadro de Carmen y díganme si el encanto de la familia de ratones podría superarse por más exactitud iconográfica o, al revés, por una desviación del modelo querida y rebuscada.
Lo mismo en el lenguaje y la cita. Mi hermano Jaime de pequeño rezaba así el segundo misterio gozoso del Rosario: "La Visita de nuestra Señora a nuestra prima santa Isabel", gracias a lo cual hemos ganado un parentesco del que nos enorgullecemos. Mis hijos rezan con deliciosos errores. En esta plegaria del alba, que nos transmitió Ignacio Trujillo:
Bendita sea la luz
y la Santa Vera Cruz
y el Señor de la verdad
y la Santa Trinidad.
Bendita sea el alba
y el Señor que nos la manda.
Bendito sea el día
y el Señor que nos lo envía.
Amén.
introduje una variación en el verso final: "y la Virgen María", pues el Señor ya salía antes y un ofrecimiento sin Ella no me convencía del todo. Carmen ha detectado sola otra redundancia entre el alba y el día, y ha cortado por lo sano y lo madrugador. Reza ella: "Bendita sea el alma / y el Señor que nos la manda", con lo que también corrige lo de los dos envíos, poniendo nuestro espíritu a las órdenes de Jesús, que está muy bien. Y Quique se equivoca sobre equivocación y remata: "Bendita sea el alma / y el Señor que nos la salva".
Quique también canta una canción que le han enseñado en el colegio llamada "Virgencita de todos los niños". En la v.o. se dice: "Que estás en el Cielo, / rogando por mí". Quique cambia: "Que estás en el Cielo, / robando por mí". No se puede ser más contrarreformista y defensor del papel de intercesora de la Madre, eh. En la oración al Ángel de la Guarda, en vez de "no me dejes solo / que si no me perdería", él dice: "No me dejes solo / que si no me casaría".
Yo y mi dislexia también tenemos lo nuestro. El poema de Aquilino Duque reza: "Sólo el que miente insiste", pero yo insisto en una equivocación en la que me he empestillado: "Todo el que insiste miente", avisándome de subconsciente a subconsciente de que, sin intención, por pura reincidencia, puedo también acabar, yo, tan jartible, chafando la verdad. Ella está para decirla, o sugerirla, y ya. Se defiende sola.
4 comentarios:
Yo, de niño, dije durante bastante tiempo: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará "para la semana".
Lo cual es rigurosamente cierto.
Hay de equivocaciones a equivocaciones... Pero las dos últimas de Quique son varios niveles arriba de geniales y, al tiempo que contrarreformistas, tienen un muy saludable aire pagano... Una María que roba como Hermes... Y un angel de la guarda tan celoso como Campanita de Peter Pan...
Jajajaja Quique! yo rezaba esa oración, más bien la cantaba, con la misma variación. Me encanta! La Virgen sí que nos consigue cosas que no merecemos, así qu no me parece tanto error.
Y otra cosa que siempre decía era Santa María, Madre de Dios, juega con nosotros, pecadores.
¡Un abrazo solidario a Quique!
Lo del robo de la Virgen es de antología. ¡Bravo Quique!
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