miércoles, 26 de septiembre de 2007

Dios es

A una prudente distancia los nuevos laicos, éstos que hablan constantemente de Dios, nos traen al recuerdo los versos de Mario Quintana: “En este mundo de prodigios/ y de la magia de Dios lleno/ lo más sobrenatural que existe/ son los ateos”. Lo malo es si te acercas, lees sus libros o te cuentan de sus repetidas exposiciones contra Jesucristo y la Iglesia. ¿Cómo es posible, se preguntaba san Agustín, que la persona más amada de la humanidad sea un crucificado? ¿Cómo es posible, me pregunto yo, que sigan crucificando —simbólicamente, que es como pueden— a la persona más amada del mundo? Por ahora las últimas exposiciones han sido Dios(es). Modos de empleo, en Madrid, y otra de fotografías directamente pornográficas en Ibiza.

En la de Madrid se equipara a Teresa de Calcuta con Jomeini, se dice que las religiones politeístas son pacíficas (véanse las Guerras Médicas o los sacrificios humanos aztecas, por ejemplo) mientras que las monoteístas son violentísimas, y, para salvar la contradicción de que no hayan existido regímenes más sanguinarios que los muy laicos de los comunistas o el nazi, se los califica de "religiones ateas". Todo muy sesudo y riguroso, como ven.

¿Qué les mueve? Para empezar por lo más tonto, los intelectuales y los artistas han encontrado un chollo publicitario en los escándalos. Ya que no logran levantar entusiasmos, lo compensan provocando rechazos. Algunos no ignoran que lejos de la trascendencia no puede hacerse un arte hondo, pero quieren ser los más materialistas, desde luego. La manera de conjugar lo uno con lo otro es acercarse a lo sagrado… para criticarlo.

Otros protagonistas son los paganos, esto es, los políticos que pagan —con nuestro dinero— porque así ellos quedan como muy modernos y tolerantes y tal. Y porque se revuelven, quizá inconscientemente, contra un límite a su poder: Jesucristo es la última instancia de juicio moral sobre las actuaciones de los grandes del mundo. A lo que hay que unir que un pueblo sin fe resultaría mucho más maleable. No hay que ser un lince para encontrar ciertas conexiones entre estos eventos, el interés por imponer la Educación para la Ciudadanía y tantas proclamas de confesionalidad laicista que se lanzan al viento.

Sin embargo, casi dan lástima o caridad. Si, como creemos, Él es el que es, Dios es (sin paréntesis que valgan, por más que los pongan); y la Iglesia tiene dos mil años (y los que te rondaré, morena); y a mí, aquí me tienen (disfrutando). Gracias a Dios(es). Modos de empleo, hoy he podido dedicar esta columna de actualidad a la persona más amada de la humanidad y hasta me sobra una línea para recomendarles el último libro de Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Es espléndido.
[Joly]

36 comentarios:

Anónimo dijo...

"La religion chrétienne est si belle que je ne crois pas qu’on puisse la connaître sans l’aimer; ceux qui blasphèment contre elle, c’est qu’ils l’ignorent". (De una carta de Monseñor Fitz-James, obispo de Soissons, dirigida a Montesquieu. Cit. por Paul Hazard en "La pensée européenne au XVIII siècle", 1946).

Agus Alonso-G. dijo...

Así que hoy toca diversión.

Anónimo dijo...

Más que a cuestiones de Teología profunda sobre el ateismo esta entrada llama expresivamente la atención sobre la provocadora y tendenciosa, cuando no infame y vil, perspectiva desde la que se aborda y trata el fenómeno religioso y espiritual en estos tiempos. Es el deplorable fenómeno de la banalización, de la reducción de la fe, las creencias y la dimensión espiritual del ser humano a objeto y mercancía. ¿Hay algo más canallesco y provocador que titular una exposición Dios(es): modo de empleo, como si la fe fuera un prospecto y Dios un analgésico? Pero ¿qué se puede esperar? Si los sentimientos, la intimidad de las personas son aireados y vendidos al mejor postor y en la sociedad no parece haber lugar sino para el marketing y el management ¿por qué iba a ser Dios distinto?

Corina Dávalos dijo...

Muy bien dicho. Y me da que pensar este modo de referirte a JHS: la persona más amada del mundo. ¡Enhorabuena!

Juan Martín dijo...

Sí que sí. Estamos ante una situación en la que hay que respetar a todos...menos a los cristianos. Un saludo. Juan

Anónimo dijo...

Muy buena entrada, refrescante y conmovedora. La Persona más amada del mundo sigue siendo Jesucristo: la que más influencia ha tenido y tendrá en la Historia. En un pasaje del Evangelio Jesús dice: "Si callan éstos, hablarán las piedras". Pues eso.

Anónimo dijo...

Magnífico, Maiquez, como siempre. Por otra parte, a mí también me irrita sobremanera el hecho de que muchas de esas exposiciones (por ejemplo, la de Madrid creo que tiene por escenario el Centro Cultural de la Casa de la Villa) están apoyados por un partido al que muchos católicos -que deben estar ciegos- siguen apoyando, que es más, oscila, según le interesa, entre la defensa del cristianismo y el progremodernismo. En este caso, además, personalizado en una persona que suena mucho como posible recambio. Luego, claro, es natural que suene hipócrita que denuncien hechos, terribles por otra parte, sucedidos en comunidades socialistas hace años. Además, podrían denunciar otros que están sucediendo ahora mismo, que no son sólo dos. Por supuesto, lo que un católico podría oponer al PP no pasa sólo por su actitud ambigua en este tema, sino por temas y cuestiones mucho más importantes, pero de aquellos barros vienen estos lodos. Al fin y al cabo, si no se cree en la trascendencia, lo que debe hacer un gobierno es sólo mirar los indicadores del PIB y del IPC. Desde luego, el PP no es menos experto que la izquierda en el juego de la memoria histórica, dado lo amnésico de sus seguidores.

Anónimo dijo...

Ante circunstancias parecidas, otros apuñalan curas, ponen bombas o lanzan fatwas. y luego resulta que los católicos somos un peligro para la democracia porque desagraviamos, asistimos a una manifa o escribismo arts. como el tuyo. ¿No te produce un secreto placer ser un peligro para el sistema?

E. G-Máiquez dijo...

Sí, AnaCó, el modo de referirme a JHS da que pensar y es muy bonito, pero no es mío sino de San Agustín. Os agradezco mucho los comentarios a todos. En este artículo el estilo no está a la altura del tema, pero a buenos lectores buenos como vosotros no os importa tanto como la intención. Que sí que era estupenda.

E. G-Máiquez dijo...

Qué gran cita, Julio. La usaré todo lo que pueda.

Anónimo dijo...

Digo yo que la religión egipcia duró cuatro mil años: ¿es eso un argumento a su favor?

Y la esclavitud también duró lo suyo. Sería interesante hacer una lista de cosas que han durado mucho, y ver cuáles son buenas.

(Todo por no defraudar a agus...)

Anónimo dijo...

Leonardo Boff acaba de publicar un artículo: Tendencias sectarias bajo Benedicto XVI, que es analizado en profundidad por Jose Catalán Deus en Blog.periodistadigital/papado ratzinger.
Aporta un enfoque curioso sobre la autorización para dar misas por el rito Tridentino, tema que aquí discutimos (y mucho) en su momento.

Joaquín dijo...

Sobre el agravio a los creyentes en el único Dios, a los cristianos, y a los católicos muy en concreto, ya se ha dicho todo. Leyéndoos, y pensando un poco, me he acordado del refrán chusco: "cuando el gato no está, los ratones bailan". Quiero decir: cuando no hay autoridad, se pierde el respeto. La blasfemia pública es sólo un síntoma de una enfermedad más grave, y es que nos hemos perdido el respeto colectivo, por falta de voluntad, o de interés, vaya usted a saber qué, de imponer un poco de orden en este pueblo tan desmadrado. Menos mal que ya no hay hambre, porque si no ya estaríamos a tiros.

E. G-Máiquez dijo...

Ignacio, desde luego los miles de años no son un argumento definitivo. En mi artículo el acento está puesto (o al menos eso fue lo que intenté) en el profético y lo que te rondaré, morena.

E. G-Máiquez dijo...

No sé sabe Joaquín si no será al revés y porque se expulsa a Dios nos encontramos sin autoridad y sin respeto en cada vez más órdenes de la vida. Pero tampoco merece la pena sutilizar demasiado: todo se retroalimenta.

Juan Ignacio dijo...

Sí señor, hay un nuevo credo, una de cuyas declaraciones de fe es: "la religión es causa de violencia". Y no importa si lo pones en duda con preclaros ejemplos, aquello es lo que hay que creer y muchos lo hacen sin siquiera haberlo razonado a fondo. Esa es una "nueva religión" y hace aquello de lo que acusa a otras.

Pero el tema es complejo, porque también hay algo que hoy se toma como violencia y no es más que transmitir un mensaje. Puedes recomendarle a alguien una pasta dental diciéndole que es mejor que el resto, pero que jamás se te ocurra sugerirle que hay un verdadero Dios.

¡Ah! Ya tengo en mi mesa de luz el Jesús de Nazaret de Su Santidad; espero su turno ansioso.

Saludos.

Agus Alonso-G. dijo...

Hoy el ABC trae una entrevista a André Glucksmann bastante interesante, y dice una frase que le viene pintiparada a los que, como Ignacio (gracias, gracias, y también a Enrique por brindar la ocasión), se empeñan en endilgarle a la religión la violencia propia de todo ser humano. O el gregarismo.

Dice Glucksmann a respuesta sobre la Alianza de Civilizaciones, que "el problema no es el diálogo interreligioso. Los islamistas no representan el Islam; la mayoría de sus víctimas son musulmanes: de Indonesia, Irak, Marruecos... El terrorismo islamista no es la religión del Islam, sino la religión de la muerte. Rodríguez Zapatero debería saberlo. El grito de Al Qaeda es «¡Viva la muerte!»".

Incluso el ateo Habermas dice -en un reciente congreso en Roma- que "en este mundo post secular, no podemos actuar tan fácilmente como si Dios no existiera".

De acuerdo contigo en que el argumento de la duración de la Iglesia no es razón de credibilidad suficiente. Ahora, compararlo con la esclavitud me parece un poquito fuerte. El otro día me acordaba de ti, y de los enemigos de la religión como tú, al acudir a echar una mano en el comedor que las Hermanas de la Caridad tienen en Madrid. Perniciosísima la religión, oye tú. Y si no es necesario el impulso religioso para hacer ese servicio a los pobres, os esperan las monjas de 15:30 a 16:00 diariamente en la Ronda de Segovia. Y ya luego me cuentas.

Anónimo dijo...

Alguien dijo: es natural que los hombres buenos hagan buenas acciones y los hombres malos cometan maldades; pero la religión es capaz de hacer que hombres buenos cometan actos atroces.

No se trata de que sólo la religión provoque el mal, ni de que la religión provoque sólo males. Es simplemente que cierto tipo de mal desaparecería de la faz de la tierra si desapareciera la religión. Y me refiero a todas las creencias de tipo religioso.

Cuando hablamos del comunismo o del nacionalismo como religiones no se nos escapan las diferencias, es simplemente que no importan a los efectos de la conversación. Y los elementos comunes son innegables: Arzallus cree en la patria vasca, Ussía en la monarquía y Hugo Chaves en el comunismo de la misma manera que los cristianos en la vida eterna. Los mecanismos que operan en uno u otro caso son los mismos, son lo que entendemos por fe.

Los que no experimentamos ninguna fe, los que vemos el fenómeno desde fuera lo vemos igual en todos los casos (incluso en algunos hinchas futboleros que están de psiquiátrico). Sin embargo los creyentes en las diferentes fés (qué feo plural) se ven muy distintos, se alucinan incluso de que se les equipare. Es natural: los chinos no pueden entender que no les distingamos, y a mí siempre me sorprende que un madrileño confunda mi acento con el de un cordobés.

Anónimo dijo...

"Ahora, compararlo con la esclavitud me parece un poquito fuerte"

¿Cómo era lo de la luna, los necios y el dedo? Es una comparación, agus, sólo hace falta fijarse un poco. En la comparación se señala, de dos realidades distintas, aquello que tienen en común (en nuestro caso, la duración), muchas veces precisamente para resaltar lo que tienen de diferente. Este era el caso: el cristianismo ha durado mucho, la esclavitud también, ¿y?

Agus Alonso-G. dijo...

"Es natural que los hombres buenos hagan buenas acciones y los hombres malos cometan maldades; pero la religión es capaz de hacer que hombres buenos cometan actos atroces". Frase solo comparable con aquel comentario que negaba la evidencia al considerar arbitrario el vínculo entre fe cristiana y el arte y la cultura de ámbito cristiano. Vaya rigor, construyendo crítica a base de aforismos burbujeantes pero vacíos como la espuma del cava en vez de aportar hechos y argumentaciones lógicas. Pareciese que no puedes permitir que la realidad te estropee tu fobia antirreligiosa.

Vas de librepensador pero la verdad es que tu pose condescendiente da toda la impresión del pueril "cucho-cucho que no te escucho".

Ser ateo o agnóstico es razonable. Tú eres incapaz de aceptar que también lo es ser creyente, y de ahí tu ridícula arrogancia. Eres también incapaz de ver que construyes todas tus argumentaciones desde la indubitabilidad de sus fundamentos. Precisamente de lo que nos acusas a otros. Pero, con ese caparazón mental el que sale perdiendo es tu rigor intelectual.

Aquí un necio. Pero necio racional.

Anónimo dijo...

Si no hubiera religiones en el mundo no habría monjas de la caridad y tampoco terroristas suicidas. Estoy seguro de que alguien tomaría el relevo de las monjas, y de que nadie, sin el acicate de una fe, sustituiría a los terroristas suicidas, y lo estoy porque aquí y ahora hay mucha gente que ayuda a los demás sin ningún tipo de fe, y en cambio nadie se inmola matando sin ella.

Creo que saldríamos ganando.

E. G-Máiquez dijo...

Bueno, Ignacio, pues ahí tienes una fe tuya con su credo y todo: "Creo que saldríamos ganando".

La historia universal no se compadece mucho de esa fe tuya, sin embargo. Siempre ha habido sangrías (hace poco, entre los estados más rabiosamente ateos que se recuerden) pero casi nunca hubo Hermanas de la Caridad.

Eso, sin dejar de reconcer a las ONGs que se lo merezcan y a los voluntarios de toda creencia. Aunque sabrás perdonarme que arrime el ascua algo a mi sardina y me pregunte por qué es un fenómeno propio de países con raíces cristianas, occidentales.

Por otro lado, qué bonito aforismo se podría hacer con eso de que "fes" es un feo plural. Si no lo escribes pronto, Ignacio, te lo robo, y en sentido contrario, como podrás imaginarte.

Anónimo dijo...

Todo tuyo, EGM.

Pero cuidado con las falacias por homonimia: cuando digo "creo que saldríamos ganando" es evidente para cualquiera que no sea un sofista (y para el sofista también, vaya) que el sentido del verbo creer es "me parece", "es mi opinión", "diría yo". Como cuando decimos "creo que va a llover", o "creo que este tío es un mentiroso".

Nada que ver con las feas fes.

Anónimo dijo...

Y nunca he negado que haya sangrías de origen distinto que la fe. Las hay por dinero, por poder, por pura mala leche.

Sólo digo que eliminando los mecanismos religiosos nos libraríamos de una gran parte de la violencia existente: la que se ejerce en nombre de ideales abstractos, la que lleva a hombres buenos a envolverse en dinamita y volar en medio de un mercado.

Después nos encargaremos de los hombres malos.

Juan Ignacio dijo...

"No religión", una nueva religión.

(No, peor que eso, porque hay religiones razonables, en cambio esta...)

Juan Ignacio dijo...

A propósito del primer comentario de Julio...

Anónimo dijo...

Dos peticiones de principio en el discurso de Ignacio:
1) Equipara la caridad y la filantropía.
2) Equipara todas las religiones.

La falsedad de lo sentado y no demostrado salta a la vista simplemente leyendo la prensa, pero da lo mismo, ya sabemos que "mirar es una antología":
Hay grandes diferencias entre una religión de conquista como la islámica y una religión que predica el amor al prójimo como a uno mismo. Parece un pelín exagerado convertir en sinónimos, como hace Ignacio, "creyente" y "terrorista suicida". ¿Sabe quizá de algún terrorista suicida cristiano?
En cuanto a la filantropía, claro que sí, hay mucha gente bondadosa y dispuesta a ayudar, gente que se compadece del dolor y las necesidades del prójimo y que no es cristiana ni religiosa. Son admirables, pero ¡qué difícil que practiquen su solidaridad sin hacer, en ningun caso, en ninguna situación, acepción de personas! Es muy meritorio trabajar por las víctimas, por los débiles y los desheredados, pero ayuda la compasión, la que siente cualquiera que no sea una piedra, la misma compasión que lleva a indignarse con el fuerte, con el que abusa, con el verdugo... Y ahí es donde voy ¿será igual de bondadoso y compasivo el filántropo con el verdugo y con el explotador? ¿O todo filántropo guarda un juez en su corazón que distingue entre los buenos a los que ayudar, y los malos, a los que dar la espalda?
Pues ésa es la diferencia con la caridad. Las Hijas de la Caridad no distinguen entre hutus y tutsis, y consideran tan necesitada de ayuda a la víctima como al vérdugo, e incluso a éste más necesitado todavía. Aunque sea su propio verdugo.
Cuando las cosas se ponen feas en el tercer mundo y las vidas corren peligro, los voluntarios son evacuados. Los sacerdotes y las Hermanas de la Caridad, tan atroces y violentos ellos, se quedan. Por un atroz y violento amor que se llama caridad.

Anónimo dijo...

cb, como le decía antes a agus, las diferencias entre una fe y otra son más decisivas cuando se mira desde dentro de una de ellas que cuando se lo hace desde fuera, del mismo modo que los andaluces distinguimos entre nosotros acentos que al gallego le suenan iguales.

Ni por un momento he dicho (y si me leyeran con atención no haría falta repetirlo) que sean iguales los contenidos. lo que es igual es el mecanismo de adhesión a priori a una idea abstracta a la cual se puede (se debe) sacrificar todo lo demás. A eso llamo fe, ese es el mecanismo religioso que considero se debería dejar atrás.

Y otra cosa que aclaro por última vez, porque ya cansa, es que NO he dicho que toda violencia venga de la fe ni que la fe produzca SÓLO violencia. He dicho que la fe genera violencia, y eso no me parece discutible.

Anónimo dijo...

Más interesante que esa contraposición entre caridad y solidaridad que se me antoja falaz (los médicos curan a buenos y malos, no es esa una exclusiva de las monjas) me resultaría, para otro momento, contraponer el perdón generalizado que propugna el cristianismo a la voluntad de justicia que anima a lo mejor de la humanidad.

Agus Alonso-G. dijo...

Si no hubiera religiones en el mundo... Y si el ser humano no necesitase el cerebro o las vacas volasen... Es muy fácil sofistear en horizontes que son simplemente imposibles. Hazte a la idea de que siempre habrá religiones y siempre habrá quien mate en su nombre.

Y además, ¿qué tiene de extraño que la aspiración a lo infinito pueda ser excusa para la violencia? Ser capaz de inmolarse por un pequeño placer, o por el propio egoísmo, es impensable por patético. Pero por un ideal que da sentido a la vida (y a la muerte) tiene mucha lógica, incluso hasta el punto de que haya quien lo haga mediante una lógica desconectada de la razón y contraria al bien que dice buscar. ¿Pues no hay quien mata por amor? ¿o por dinero? ¿o por simple odio, o ideales políticos, etc.?

No has respondido todavía, por cierto, a esa pregunta que te lancé hace meses y que cb ha recordado: ¿por qué los últimos en abandonar una zona de conflicto son los misioneros y voluntarios que lo son por su fe? “Estoy seguro de que alguien tomaría el relevo de las monjas...”. Si no lo hacemos ahora es porque ya lo hacen ellas, claro, tampoco se trata de apelotonarse todos en el Tercer Mundo, que se hace la cosa irrespirable. Pero, eso sí, el día que hayamos logrado el paraíso en la tierra (imagine all the people), no te preocupes que se tomará el relevo. Alguien (¡que alguien haga algo!). Seguro. Palabrita del Niño Jesús.

Anónimo dijo...

No recordaba que hubiera una pregunta pendiente. Primero habría que demostrar que eso es así, que entre los últimos que se quedan cuando hay conflictos gordos sólo haya curas y monjas cristianos. ¿Tienes esos datos?

Supongamos que es así, de todas formas; no me parece muy significativo, en general no me parece que haya que fijarse en lo excepcional. Lo que cuenta, lo que hace peso es lo de todos los días, no las situaciones de emergencia. y todos los días en todo el mundo hay gente de todo tipo ayudando a los demás: lo que los distingue no son sus creencias (puesto que casi todos creemos que hay que ayudar a los desfavorecidos) sino su bondad. También hay creyentes de todo tipo entre los que en esos lugares asesinan y maltratan a la población.

Los esfuerzos heroicos y suicidas son muy impresionantes, pero yo encuentro mejor, más humano salir corriendo de donde te van a matar y volver a ayudar cuando sea posible y sensato. Asumir riesgos es loable, enfrentar una muerte segura me parece que tiene un no sé qué de antihumano. Lo entiendo y admiro más en un impulso, tirarse al fuego o al agua a por alguien sin tiempo de calibrar. Pero ¿negarse en frío a huir cuando van a matarte? Lo ha definido muy bien cb: amor atroz y violento.

Hablo de una escala de valores distinta de la del que piensa que hay una recompensa eterna esperándole tras su sacrificio, y es una escala de valores que yo prefiero para mí y para el mundo. No es otra que la que expresaba el pretor romano cuando los cristianos hacían todo lo posible para consegir un castigo que él no quería aplicar.

Anónimo dijo...

La fe, afortunadamente, no es racional, porque en no serlo está su grandeza. El agnosticismo es perfectamente racional, pero no la religión ni la no religión. Simplemente, el agnóstico debería preguntarse algo que va más allá del irritante sentido común, una pregunta vital ¿cómo debería ser el hombre?¿cómo quiero que sea el hombre? Y a partir de ahí juzgar si quiere que sea un mero conjunto de partículas, o si quiere que sea un ser sobre el cual cabe depositar una dignidad, sabiendo que la dignidad no es algo que tengan los procesos químicos ni las rocas. Hay, por supuesto, religiones anti-humanas. Se inventa un dios tótem y por él se cometen brutalidades, como sucede en muchos pueblos primitivos. Ahora bien, incluso en esos pueblos este dios no es explicable de un modo tan unilateral. El Dios cristiano, desde luego, y podría decir lo mismo del Dios judío e incluso, pese a todos los islamistas, del Dios musulmán -que es siempre el mismo, mirado por hombres distintos- no es desde luego de esta forma. Los conflictos de religión, los radicalismos, no se producen a raíz del contenido de la religión, que, no sólo en estas religiones, sino también en la mayor parte de las religiones presentes hoy en día en el mundo, es, no sólo bastante humano, sino incluso bastante humanístico, sino a raíz de intereses presentes que manipulan la religión -pero esto no es religión, sino su profanación, una burla de la misma- o por gentes que han llegado a la desesperación -que es siempre vista como un mal. El Dios de las religiones del libro es el orden del cosmos en el que se reconoce el hombre, en el que está presente el hombre, y que participa en el hombre. La adoración o veneración a Dios es la adoración o veneración a lo que el hombre tiene de bueno, lo mismo que la evitación del pecado no es un freno a los instintos, sino la apertura de un marco de auto-dominio, en el cual podemos desarrollar libremente los mismos, dándoles además un sentido, no perdiéndonos en el mero goce. El infierno, que la Iglesia considera hoy más como una carencia espiritual que como las ollas ardiendo de siempre, es el no encontrarse el hombre consigo mismo. Dios, sin caer en panteísmos, está presente en todos nosotros, y, como conciencia universal, es, aunque en una separación infinita, una conciencia, como la nuestra. Entre Dios y el hombre se establece un vínculo mutuo, en el que sólo debe caber la confianza. ¿Obramos de modo que Dios pueda confiar en nosotros?

Anónimo dijo...

Québien que vamos afinando. Porque la cosa empezó con las dos ideas-fuerza del famoso Manifiesto del PSOE "Constitución, Laicidad y Educación para la Ciudadanía": La de que todas las religiones monoteistas son fundamentalismos violentos contrarios al progreso, y la de que la atención a los desfavorecidos es la seña de identidad del socialismo laico (lo de "obrero" está un poco demodé), previa creación de las necesarias condiciones de progreso que, no se me impacienten, ya se sabe, requieren su tiempito.

Me alegro de que hayamos pasado del: "He dicho que la fe genera violencia, y eso no me parece discutible"(¡! -pa qué decir ná-), al: "También hay creyentes de todo tipo entre los que en esos lugares asesinan y maltratan a la población" (Ahí sí que le has dado. Hasta con Berdiaev estás de acuerdo, que ya habló hace mucho de la dignidad del cristianismo y la indignidad de los cristianos).
Adiós.

Juan Ignacio dijo...

Yo creo que hay una confusión de base.

No es cierto que en todas las religiones "lo que es igual es el mecanismo de adhesión a priori a una idea abstracta a la cual se puede (se debe) sacrificar todo lo demás".

El cristianismo, por ejemplo, "sacrifica todo" al amor. Y qué grande es Dios, que para que el amor no sea algo abstracto nos dio un modelo a imitar: Jesucristo (Él mismo hecho hombre).

Es por eso que uno, si bien lo piensa, habla mal cuando dice que la negación de la religión es una nueva religión.

Porque esta negación es totalmente irracional, mientras que muchas religiones son harto más razonables que estos fanatismos modernos.

Saludos.

Agus Alonso-G. dijo...

Lo de la pregunta pendiente era una manera de decir. Pero me alegro, Ignacio, de que en tu último mensaje des argumentos más allá del aforismo tipo Anatole France. Así sí se puede dialogar.

Frente a lo que tú opinas, creo que es en las situaciones límite donde nuestro verdadero yo aflora. Y entre ellas, la muerte la primera. Pienso en Dimas, el buen ladrón, como ejemplo quizá acabado de lo que digo. Un consuelo.

Anónimo dijo...

¿Tan mal escribo, agus, cb, que no se me entiende nada? ¿Cómo voy yo a estar yo esperando no sé qué paraíso obrero o laico, si precisamente me estoy desgañitando contra los paraísos prometidos y las relaidades metafísicas frente a las cuales la vida no vale nada?

Yo estoy por hacer las cosas cada día un poquito mejores, sabiendo que siempre van a ser una mierda pero que si miramos atrás podemos estar contentos. Y en ese caminito modesto y sin horizontes de gloria la religión (los fenómenos religiosos, sean de dios, de patria o de rey) es un elemento sin el quie creo estaremos mejor. Nada más. Que hay que ver las cosas que me leen.

A ver si en la próxima nos entendemos un poquito mejor.