martes, 25 de septiembre de 2007

El barbero equilibrista

El otro día abominaba de los sonetos del extraño Neuman. Extraño, porque a pesar de los sus sonetos sabe lo que se trae entre manos, como demuestra de sobra en El equilibrista. El barbero, para no ser menos equilibrista, se sube al cable de una cal y una de arena y os ofrece ahora los mejores aforismos del libro, con aplauso en off, para que me perdonen la crítica a los sonetos. El último parece especialmente escrito para el barbero, ¿no?

Mirar es una antología
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Si no aceptamos nuestros demonios, sólo podremos aspirar a ser pésimas buenas personas.
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También nos enamoran las ideas.
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Nadie se toma en serio al que lo admira demasiado.

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Conviene burlarse un poco de casi todo, y mucho de casi nada.
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Procurar no hacer daño a nadie. Pero dar la impresión de ser muy capaz de hacerlo.
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Noticia trágica: el sentido del humor tampoco nos hace invulnerables.
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Amar es una obra de arte.
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No ser vulgar cuesta trabajo. Más que una naturaleza, la vulgaridad es una renuncia.
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Sin moral no hay mirada. Hay, como mucho, testificación.
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Alguien casi genial es un idiota.
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Epígonos, epígonos. Qué modernos seréis.
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La corrección es el segundo turno del talento.
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Uno no lee poemas: se entiende con ellos.
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“Pellízcame para saber si es cierto”: ese pellizco vendría a ser, exactamente, la poesía.
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Sólo me interesan las prosas extremas: la grácil o la grávida, la que vuela o la que excava.
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Escribid mal y os llamaran rupturistas.
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Todo resumen es una exageración.

10 comentarios:

Juan Manuel Macías dijo...

Así es, el último es para enmarcar. Muy hábil ese barbero.

Corina Dávalos dijo...

Me encanta el de los demonios. Y unos cuantos más. Muy agradecida al barbero, estos rayos hacen más llevadero el pistoletazo de salida del curso.

Anónimo dijo...

Muy buena entrada. Algunos son ciertamente espléndidos. Coincido con Juan Manuel y anacó en el último y, particularmente, en el de los demonios.

Del sentencioso aforismo
es maestro como poco.
Semeja Neuman a Esopo
con singular virtuosismo.
Con brillante laconismo
sale airoso de este reto.
No ponedle en un aprieto
exigiéndole que, encima,
use consonante rima
en ortodoxo soneto.

ESPINELETE

Jesús Sanz Rioja dijo...

Me gusta lo de que el humor no nos hace invulnerables, porque uno está dispuesto a creérselo. En todo caso, curan antes las heridas.

Enrique Monasterio dijo...

Enrique, muchas gracias por el libro y por acercarme a Quintana. En http://pensarporlibre.blogspot.com/2007/09/si-fuese-sacerdote.html
he acusado recibo.

Anónimo dijo...

Sí, el último y el primero, el del mirar. Y me gusta mucho también ése de que los poemas no se leen, nos entendemos con ellos.

Jesús Beades dijo...

El primero es genial.

Juan Ignacio dijo...

No me preguntés porqué pero me gusto el que dice que el sentido del humor tampoco nos hace invulnerables.
Saludos.

Anónimo dijo...

que grande el barbero

E. G-Máiquez dijo...

Hombre, anónimo, el grande aquí es Neuman, aunque se agradecen los ánimos, eh.