sábado, 15 de septiembre de 2007

No te fíes

Lo mejor de la entrada de ayer fueron los comentarios. Los más jóvenes se llevaban las manos a la cabeza: "hala, lo que has dicho" o "tu señora te va a abroncar". Los más... de mi edad reconocían el guiño sentimental del método. Yo estoy, qué remedio, con los más... de mi edad. Cuando uno se adentra —por decirlo de algún modo— en el matrimonio, hay que armarse de un romanticismo de tercera generación, humorista y correoso. En concreto, a mí, de la entrada de ayer me preocupaba lo contrario: dar una imagen de marido envidiable, como que aparca siempre muy bien y encima sonriendo. No tanto por vosotros, que a fin de cuentas no está mal que recibáis de vez en cuando entre tanta televisión algún ejemplo moralizante, sino por mi mujer, que palpa la diferencia día a día. Para defendernos de las naturales protestas de las musas conyugales escribió Abel Feu uno de sus antídotos más dichosos. Romanticismo ya de cuarta generación.

..........NO TE FÍES

.....Te quejas a menudo —y te pones
bastante pesadita, dicho sea
de paso, no te ofendas— porque dices
que mis versos te quieren más que yo.

.....Bueno, bueno. Podría replicarte, pero, ¡huy!,
te conozco de sobra, no me oírias,
así que bueno, vale, O. K., d'accord.
Y no es por defenderme, pero, vaya,
al menos, digo yo, si estás de acuerdo,
podríamos discutirlo, ¿te parece?

.....Porque, vamos, ¿qué hacen ellos por ti?,
eso, ¿qué hacen? ¿Te acompañan? ¿Van
contigo al cine, de paseo? ¿En bici?
¿Te escuchan cuando estás que bla, bla, bla?
¿Te llaman, cada día —repitopitopito:
cada día (que menuda factura)—
por teléfono? ¿En?

.....Ten cuidado, so ilusa. No te fíes
ni un verso. Mira que ellos
—después no vengas con que no te aviso—,
ellos te quieren, sólo, de palabra.

[Abel Feu, Feu de erratas, Renacimiento,
Sevilla, 1997, pp 58-59]

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que quienes, adentrados en ese romanticismo de tercera generación humorista y correoso, leimos la entrada de ayer la entendimos bien y esbozamos una sonrisa de conformidad cómplice. ¿Marido perfecto? No, no creo que diera esa impresión. Esta mañana me he levantado hace un rato y he leido esta entrada con el poema, que ya conocía, de Feu, lo que me ha hecho repescar y releer su librillo (sólo por tamaño, claro). Luego se ha levantado mi mujer y me ha dado una broma sonriente. La he visto casi a la luz de ese poema irónico, desenfadado y tan profundamente humano. He pemsado, por un momento, qué sería de mi vida sin esa broma sonriente de esta mañana, o sin el enfado de anoche, o sin el reproche de algún otro día. Y tampoco quiero pasar por el marido perfecto, que estoy muy lejos de serlo, per he sentido una tristeza aguda y profunda porque, a estas alturas, no concibo mi vida sin ella. Qué cotidiana alegría encontrar el coche sobresaliendo de la impecable línea recta... Bueno, que como le estoy cogiendo el tranquillo a esto de los blogs me enrollo. Saludo y buen fin de semana.

Ángel Ruiz dijo...

Hay que precisar que la mujer que dibuja Feu en el poema no es su mujer (real): la real es maravillosa, al menos la impresión que me dio en aquella lectura de poemas y rodeada de sus niñas.
Aquí Feu está haciendo un juego retórico, 'romanticismo de cuarta generación', por supuesto. Y en un poema maravilloso, además.

Anónimo dijo...

Bueno, pues yo ni romanticismo (ni matrimonio), de primera, segunda o generación alguna. Aún no entiendo nada. En medio de esta inquietud (¿qué será, qué será, de lo que hablan?) algo alentador: debo ser de "los más jóvenes", pues fui uno de los que se llevó —irónicamente, eso sí— las manos a la cabeza. El poema de Feu: grande.

Anónimo dijo...

Brillante poema, en el que fondo y forma están a la altura. Me ha gustado un montón. Yo debo ya ser vieja -o sea, de los tuyos, Enrique- pues me conmueve como ninguno ese amor incombustible, que hay que ir alimentando con el paso de los años, a base de ramita y ramita y ramita... sin cansarse. Eso es Amor, con mayúsculas; lo demás, pura retórica, palabrería hueca, nada. Aunque, si además, nos hacen un poema...

Jesús Sanz Rioja dijo...

Si yo fuera la destinataria me derretiría.

Anónimo dijo...

Yo también me debo estar haciendo mayor. Me parecen de lo más románticos esos defectos redimidos por la mirada del amor. El poema de Abel, colosal.

Anónimo dijo...

Quiero en mi vida alguien como el "anónimo" de las 9:58 AM

Anónimo dijo...

Podia querer también en mi vida alguien como el "anonimo" de las 9.58.... "embora" para ser sincera tendria que acercame mas al perfil de la mujer (real) que tan atinadamente describe arp.

La tia de las niñas