viernes, 15 de enero de 2016

Eureka




Qué espléndido regalo. La edición de Villegas Editores de Nicolás Gómez Dávila. Yo la busqué como un loco en su momento, pero fracasé. No me importaba tanto la calidad de la edición como el mito y la obra completa, pero cuando la tuve en las manos descubrí que el estuche es el de una joya.

Y, de pronto, una inquietud. Yo leo subrayando y casi no me hallo sin un lápiz, pero quién pone sus sucias manos sobre estas páginas, quién. Y así andaba, desazonado. Sin querer meter el libro en una vitrina, sin querer pintarrajearlo, sin querer, queriendo, sin querer...

Hasta que de pronto, ¡eureka! Abro la primera página y me doy cuenta de que todos los escolios tendría que subrayarlos. Fíjense, fíjense. Y entonces, dándolos todos por destacados, el guión de cada uno me vale de llamada de atención.


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