domingo, 12 de mayo de 2013

Una imagen vale más que mil pinturas


Del solemne acto de ingreso en la Academia de Santa Cecilia de Inmaculada Moreno, me llevo una imagen que ojalá sea imborrable para mí. Fue una fuente de felicidad, un bálsamo. 

Yo estaba sentado en un lateral, de modo que, aunque veía bien la pantalla donde Inmaculada iba proyectando cuadros terribles del siglo XX, acompañados de poemas durísimos, que ejemplificaban el ataque sistemático al hombre, a la naturaleza y al amor, las negaciones concretas del abstracto nihilismo, aunque eso lo veía bien, lo que veía mejor eran los rostros de los que estaban sentados en el lateral opuesto. Y allí una chica que no conozco sonreía con cara de desbordada satisfacción de ver a su amiga en tan ilustre casa, haciéndolo tan bien, desbrozando el espinoso siglo, recibiendo un honor que se merece y una medalla y un diploma. Era una sonrisa preciosa, y fue inalterable a los horrores artísticos del siglo XX. Y valía más que todo aquello. No cesó ni un instante. 




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre se impone la vida.
Jilguero

gatoflauta dijo...

La muy justificada alusión del título a la conocida (y equivocada) frase de McLuhan, "una imagen vale más que mil palabras", me recuerda las dos mejores respuestas que conozco a dicha frase. La primera es de Umbral, y figuraba en una de aquellas columnas que hace muchos años publicaba en El País. Dice "sobre todo si es de Baudelaire". (Puede sustituirse a voluntad el nombre por el de otro poeta de nuestra preferencia). De la segunda no conozco el autor. Es así: "Pues dígame usted eso mismo con una imagen".