lunes, 9 de enero de 2012

Foronda, 3–Máiquez, 1

Como me parece que a José Ignacio Foronda no le gustaría golearme, me apuntaré un tanto, llamado el del honor. He descubierto que el astuto riojano en su dietarios Días bajo el cielo disimula sus haikus y no escalona sus versos. Los enmascara en aforismos, aunque marcándolos con una leve asonancia interna —que quizá aquí por eso sí que esté justificada. Lo mismo hace con una seguidilla. Y hace muy bien y lo hace muy bien y por eso también le apunto a él otro tanto. 3–1, es un resultado justo, desde luego. Y bromas y marcadores aparte, es muy bonita la lección de disimular, pero no del todo, con un pudor que se agradece y que también es, por delicado, muy japonés, sus versos. Aquí van, sin tapujos:   

Ocho de agosto.
Bajo el yugo del sol
tú y yo y los tábanos.
 *
En pies y rostro,
tocándonos los huevos,
moscas de agosto.
 *
Luna nueva:
estrellas a millares
y una luciérnaga.

De la zarza a la teja
va el colirrojo.
Cuando no estoy contigo
me araña todo.
 *
No hay amargura.
Caminos de septiembre:
moras y uvas.
A propósito, con este frío y teniendo que volver al trabajo, ¿no se echan de menos hasta las moscas, las benditas moscas de agosto? 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo el libro pedido pero todavía no ha llegado. Dice el librero que ha sido presentado pero no distribuído.

Pd: Ansias por leerlo.

Miguel García Castaño dijo...

Muy plástico el de los huevos. Y no, no echo de menos las moscas, el frío es una buena disciplina.

3-1, como el Madrid-Barça, no es para tanto.