miércoles, 26 de agosto de 2015

Historia secreta del mundo, de Emilio Gavilanes


Como me cogió en pleno test de Aron, retrasé la entrada del Barbero del rey de Suecia sobre el último libro de Gavilanes, y no la hice coincidir, como tenía previsto, con el artículo conmemorativo. 

Aquí están los recortes: 


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La primera vez que Homero declama su poema en esta isla. La primera vez que escuchan esta escena. Nadie sabe cómo va a acabar. 
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Pero dejarse morir es como darse muerte. 
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[animales en un barco]… en las oscuras bodegas, sin saber que al otro lado de las tablas se desliza, silencioso, el mar. 
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[Garcilaso] Escribir un poema es inferior a inspirarlo. 
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[Relato LA RENUNCIA.] Vísperas de un nuevo combate. Muchos de los que hoy están aquí no volverán. Quizá esta vez tenga suerte y él sea uno de ellos. […] Íñigo de Loyola ignora que está a punto de renunciar a su desaparición. 
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Reza: Señor, durante el combate voy a estar muy ocupado. Aunque me olvide de ti, no te alejes de mi lado. 
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[Trafalgar] Daniel Hardy, un marino inglés, muere pensando que están perdiendo la batalla. 
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[Viaje por una provincia del interior] Son el ataúd de su pequeño, que un día habrá de resucitar. 
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El mundo es un secreto a la vista de todos. 
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Ser bueno, añade, realmente bueno, conscientemente bueno, exige inteligencia. Un tonto no puede ser bueno. Un santo no puede ser tonto. 
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Señor, si nos pudieses conceder que también resuciten los objetos, que también resucite todo lo que ha estado con nosotros y no tenía alma… 
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Epitafio cementerio de Gales: “Yo era el novio de Branuyn. Qué extraño no seguir vivo. Yo era inmortal”.
[La tristísima historia de La pequeña deshollinadora, dickensiana y bellísima.] 
[Una hazaña pasiva. El heroísmo de no vengarse, que nadie veía.]
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[La poesía flota. Tras una descripción vivísima de las botellas de vodka en el río] Hoy también pospone suicidarse. 
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Lo más difícil de una historia es saber dónde comienza. 
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No necesitó morir para ser olvidado. 
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Como el ejército recluta tropas entre las tribus del desierto, a veces se entrecruzan distintas jerarquías. Durante el día el soldado Siyet, de la tribu dominante de los rgueibat, acata sin rechistar las órdenes de su cabo Ahmed, que pertenece a una tribu inferior. Pero al llegar la noche se restablece el orden natural y Ahmed sirve el té al aristocrático Siyet, que ocupa el lugar principal junto al fuego nocturno. 

1 comentario:

Jose dijo...

Hombre, no. Escribir un poema no es inferior a inspirarlo, es solamente otra cosa. Y no siempre mejor; EGM parece olvidar aquí que hay poemas cuyo tema son atrocidades, que hay poemas sobre la maldad o el infierno, o sobre Stalin, incluso sobre Auschwitz, cosas todas ellas no precisamente para celebrar. Digo más: ser Isabel Freire no es cosa superior a escribir por ejemplo la Égloga I; y, de hecho, no recordaríamos a Isabel de no ser por los poemas de Garcilaso. Es bien posible (aunque no seguro, ojo) que al propio Garcilaso le importase más Isabel Freire que su propia poesía. Pero es difícil pensar que, a lo largo de los siglos, eso le haya ocurrido a sus lectores; uno diría que más bien lo contrario.