viernes, 21 de agosto de 2015

Pájaros y flores


Hasta ayer mi flor favorita era la del Pancratium Maritimum, justo la que le encanta a Manuela Carmena. Pero nada más escribirlo en el artículo, recogí a mis hijos de su campamento, y traían estas flores irresistibles:




Para colmo, Quique me contó su plan: ponerlas en el jardín para atraer a las abejas. Naturalmente le conté la historia de Zeuxis y las uvas y los pájaros. Les asombró mucho que alguien ya hubiese tenido la misma idea. A mí también, aunque al revés.

Al llegar a casa, en el sitio donde aparco, había un pájaro recientemente muerto. Diría que fui yo, encima, al salir a recogerlos. Era un pollito, crecido, de golondrina. Los niños estaban bastante impresionados, aunque creo que les he hablado con demasiada naturalidad de la muerte, pues no montaron ningún drama. "La sangre será su recuerdo", declamó Carmen, echada al consuelo de la elegía. Lo recogimos y, en efecto, quedó sobre el asfalto un botón brillante rojo. 

Carmen suspiró, mientras entrábamos en casa: "Menos mal que nadie la va a limpiar". 


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