Lo bueno es qué bueno
me vuelve la pena.
Cuando estoy melancólico, no hay nada
que no me conmueva.
[A Carmen Oteo, en el artículo]
Una tormenta de ideas con algún rompimiento de gloria
Lo bueno es qué bueno
me vuelve la pena.
Cuando estoy melancólico, no hay nada
que no me conmueva.
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