lunes, 10 de enero de 2011

Meditación sobre el malditismo

Pasé unos días dudando si enlazar o no esta entrada, traviesa, aunque un tanto larga [resumen: El que quiera escandalizar que no se haga maldito, más bien debe hacerse del opus dei, es mucho más efectivo y más salvajede María Eloy-García. Decidí que no, no. Me pareció feo arrimar el ascua a mi sardina salvaje posando de maldito por lo que es una bendición. Algunas veces me he llevado un cosqui a cuenta del Opus, no lo niego, pero muy pocas, y las más de ellas por fuego amigo (que ésa es otra). Pero en cualquier caso, viendo todo lo recibido, ha sido un peaje pequeñísimo: el uno por ciento, digamos. En Ardua mediocritas lloriqueé algo, un poco por provocar, lo reconozco, pero hace tiempo que no recaigo. Sólo replico a los más inteligentes, y no quiero escandalizar jamás a nadie nunca, Dios me libre. A mi hermano Jaime le sacan el asunto en una entrevista, y aquí está. Lo enlazo porque contesta estupendamente; porque dice esta verdad de la buena: "La verdad es increíble; la mentira es lo de siempre. Lo que pasa es que, mientras que la mentira la regalan por la calle, la verdad es para quien la trabaja"; y porque un hermano es un hermano: Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma, ya saben.

16 comentarios:

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Es curioso: proceder de la clase media tradicional, católico y conservador produce hoy más escándalo que haber estado en cien mayos del 68. Burke es más provocador que Sartre. Y Donoso Cortés más que Simone de Beauvoir.

Es el dandismo del siglo XXI. En especial en España.

GdL
Saludos.

E. G-Máiquez dijo...

Efectivamente, GdL, lo has dicho mejor que yo. Eso me preocupa porque no quiero que se tome por dandismo lo que me parece esencial.

Ignacio Trujillo dijo...

Hay buenos poetas malditos y benditos.
Pero personas buenas...(que al fin y al cabo es lo que cuenta).

Digo yo, que el que siga la religión de la entrega al prójimo con todas sus consecuencias lo tendrá más fácil ¿no?
(En lo de ser bueno que no poeta)

María dijo...

La entrada enlazada me gusta menos- no la acabo de entender- que la entrevista de tu hermano, clara como el agua clara.
Aquí el hermano no precisaba la ayuda del hermano, pero sí ahora queda doblemente fuerte.
Mis felicitaciones por la entrevista y por el libro, el cuál compré por error pensando que era tuyo, me encantó. ¡Qué familia!

Anónimo dijo...

¿Es legítimo maquillar la Verdad de un malditismo decadente? ¿utilizar un poco el rostro de Dios como máscara tan sólo por el hecho de ser católico? ¿Apostar ese tesoro por nada, como un millonario a punto de arruinarse? La respuesta es que no, no es legítimo, y no dejar de ser irónico que al hacerlo uno se haga maldito, pero maldito de Verdad.
Y qué extraña sensación, finalmente, de tener toda la razón del mundo a pesar de decir muchas tonterías. jgm

Anónimo dijo...

Deliciosa entrevista; y profunda.
Jilguero

José Luis Piquero dijo...

Bueno, pues yo voy a discrepar, con tu permiso. Tu hermano, al que no conocía, me parece un reaccionario de tomo y lomo. Y entiendo por tal alguien cuyas opiniones están dirigidas a impedir a otros el ejercicio de su libertad. Es decir, no se trata de: yo vivo como quiero (totalmente respetable). Sino de: yo vivo como quiero y haré todo lo posible porque los demás tengan que vivir de acuerdo a mis preceptos (susceptible a la crítica, incluso acerva). El mecanismo por el cual "yo vivo como quiero" se convierte en "haré que los demás, etc." es largo de explicar (y se puede entrar en ello si se quiere), pero es patente.
Me consolaría que fuera una forma distorsionada de dandismo pero tú mismo afirmas que es "esencial". Me entran sudores fríos pero no es grave: me ocurre habitualmente. Y además, es lo que tu hermano pretendía. (¿Será finalmente dandismo?).
Por lo demás, no dejaré de leerlo, como leo tu obra.
Un saludo muy cordial.

E. G-Máiquez dijo...

Gracias, José Luis. Muy interesante tu aportación, que va derecha (con perdón, como dirías tú) al meollo de la cuestión, que trae una óptica distinta (y tal vez necesaria a esta entrada) y que entiende a la perfección mi idea anti-dandista.

Dicho lo cual, yo no veo en la entrevista que mi hermano quiera restringir a nadie el ejercicio de su libertad, más allá del caso extremo (y que comparto con él) de la libertad de abortar, donde lo que prima, según nosotros, es el derecho más importante y, a la vez, más frágil. Pero quitando ese caso y algún otro que aún recoge el Código Penal, la verdad es que nunca lo he visto, tampoco en privado, insultando a nadie ni tratando de imponer a nadie que viva de acuerdo con nuestros principios.

Me alegra que tus sudores fríos no sean graves, apostaría que no es lo que pretendía mi hermano y celebro por todo lo alto que nos leas. Eso es mutuo. Y con ya antigua admiración.

E. G-Máiquez dijo...

Y con ya antigua admiración por nuestra parte, se entiende.

José Luis Piquero dijo...

Sigo discrepando, si aún tienes algo de tiempo, que veo que sí. Hay ideologías que son esencialmente impositivas. Si un señor se declara nazi (o estalinista) es más que probable que sea un perseguidor de las libertades ajenas, que no se limite a adoptar un modo de vida personal sino que pretenda imponerlo a los demás por los medios a su alcance. Sin ningún ánimo de comparar en absoluto (era un ejemplo extremo), en este país, a quienes defendían ideas contrarias a las de tu hermano se los ha matado durante siglos (empezando por su querida "luminosa Edad Media" y de ahí en adelante). Aún hoy, aunque nos amparan las libertades que él denuesta, quienes piensan como él se manifiestan en la calle afirmando que su modo de vida ha de ser el único posible y que harán cuanto legalmente esté en sus manos para conseguirlo. Un gay que se casa no pretende que sólo puedan casarse los gays; un cristiano militante sí (que sólo pueda haber matrimonios tradicionales, quiero decir). A eso me refería.
Queda la cuestión de cuán dandy o cuán esencial es su postura. Hay mucho de lo primero, obviamente, lo cual me reconcilia con él: me gusta la gente traviesa.
Saludos muy cordiales.

Ángel Ruiz dijo...

He vuelto a ver la entrevista, a ver si defendía alguna ideología impositiva, porque cuando la leí no me pareció.
Y lo que encuentro es una crítica perfectamente razonable a 'esta' democracia. Y otras críticas que no me parecen nada tremendas, por lo menos no tanto como para que haya que acudir al "argumento de los nazis", que como es bien sabido es el que se pone cuando ya no quedan otros que poner.
Y la Edad Media son 1000 años, con cosas buenas, malas y regulares. Incluso hasta luminosas.

José Luis Piquero dijo...

Ángel: La alusión al nazismo y el estalinismo fue desafortunada. Quería poner un ejemplo muy claro. Obviamente era excesivo e insisto en que no había ánimo de comparación. El resto de lo que digo sigue siendo válido.

E. G-Máiquez dijo...

La humildad y la inteligencia siempre ponen más difícil disentir con alguien. Yo iba a hacer sangre (dialéctica e irónica) con la comparación del cristianismo con los totalitarismos, a los que ha ido venciendo uno tras otro, para acabar citando nada menos que a Eliot... Pero la exquisita petición de excusas de JLP me deja sin flanco para la ironía.

Sobre la cuestión del matrimonio de los homosexuales, usaré un ejemplo al que JLP será sensible. Un poema en versículos libres no es un soneto, nos pongamos como nos pongamos, aunque pueda tener más poesía que un soneto, según cada caso en concreto. Si consideramos que las uniones entre homosexuales son poesía libre (y hasta les concedo la asociación entre ellas y la libertad, pero sin ánimo de exclusividad), la familia y el matrimonio son el soneto y la poesía es el amor, se entenderá bien lo que yo pienso del asunto y hasta qué punto creo que no falto a nadie con mi postura. Lo de matar a alguien por no compartir la fe entra dentro de lo que Ángel califica como cosas terribles de la Edad Media, naturalmente, aunque también hay que reconocer que bajo el cristianismo ha florecido la sociedad occidental actual, tolerante con todas las opiniones y opciones personales.

Y espero que, a pesar de mi falta de dandismo y poco afición a las travesuras, también encuentres algo que te reconcilie conmigo.

José Luis Piquero dijo...

Por supuesto: estábamos y estamos reconciliados de antemano. Por eso podemos discrepar sin acritud.
Me estoy animando y eso es peligroso. En el mejor sentido pero peligroso, porque ya vamos entrando en ciertas honduras.
Empezando por el final, estoy de acuerdo en que nuestra sociedad ha florecido bajo el cristianismo. Enfatizo la palabra: bajo. En el sentido que tiene "estar bajo" de algo pisado, oprimido. Y la siguiente conclusión casi se desprende sola: en la parte que se refiere a una sociedad "tolerante con todas las opciones" habría que añadir "a pesar" del cristianismo. Pues es evidente que la actual "tolerancia con todas las opciones" no proviene del cristianismo sino de una sociedad civil que ha sabido ir desprendiéndose de la opresiva tutela de la Iglesia, nunca, en toda su historia, tolerante con otras opciones que no fueran las suyas.
En cuanto al otro argumento, ya lo conozco y se ha repetido mucho. Se podría resumir en: no me opongo pero llamémosle de otra manera porque no es matrimonio. Bien: ¿El matrimonio civil entre una mujer y un hombre es o no es matrimonio? Evidentemente, no es matrimonio en el sentido cristiano, no es una unión bendecida por Dios. Pero, que yo sepa, y aunque la Iglesia lo ha combatido, nunca se ha puesto en duda que se llame matrimonio (con el añadido de "civil"). No se le ha atacado por ese lado.
En cambio, al matrimonio gay sí. ¿Eso es tolerancia con otras opciones?
Tu ejemplo, por tanto, no vale, porque es como si dijeras que un poema en verso libre no puede ser un soneto (totalmente de acuerdo) pero una décima sí puede serlo. ¿En qué quedamos?
(Visto el ejemplo de Francisco Rico en El País con lo del tabaco y su embuste, añado que quien firma este comentario se ha casado dos veces, una por la iglesia (pecadillos de juventud) y otra por lo civil. En ambos casos con mujeres. Aunque no descarta casarse con un hombre si las cosas actuales fueran mal -no lo quieran los dioses- y se diera el caso. Esto es dandismo tipo Jaime).
Un saludo muy cordial.

E. G-Máiquez dijo...

Cierto, entramos en honduras. Y en acuerdos. Demos el sentido que demos a "bajo", algo habrá que agradecer al cristianismo, aunque sea, en el peor de los casos, su debilidad, ¿no? Bajo otras religiones no parece que florezca la libertad. E inquieta del pensamiento progresista su anticristianismo y su pro-islamismo. Se diría que hay una pulsión masoquista o, quizá, un culto al poder y un desprecio al diálogo, a la cultura que sí dialoga con ellos. Ese diálogo es mutuamente enriquecedor hasta desde un punto de vista estético. El malditismo de tu poesía, por ejemplo, que no es toda tu poesía, pero sí un ingrediente más de su potencia, funciona bien como contraste a un código de valores cristiano, ¿no? Cuando ya no se puede epatar al burgués, porque el burgués ha decidido que es más diver epatar él también, menos mal que quedamos cristianos a los que meter (estéticamente y sin ánimo de hacer sangre) el dedo en el ojo. No digo, ojo, que eso sea lo fundamental de tu poesía, pero ahí está. De la misma manera, mi benditismo tiene algo más de picante por esas razones, sólo que al revés. Como decía Kierkegaard del protestantismo con respecto al catolicismo, en realidad nos necesitamos.

Sobre el matrimonio civil, la Iglesia lo considera matrimonio con todas las de su ley cuando los contrayentes no son católicos. Un soneto octosilábico, diríamos. Pero que impediría también que una de las partes se volviese a casar por la Iglesia. En cambio, si las partes están bautizadas, no sería ya soneto, sino décima espinela. Tu paisana Letizia pudo casarse por la Iglesia, a pesar de su anterior matrimonio civil, por estar bautizada. De no haberlo estado, no. Sutilezas canónicas... como las de la preceptiva literaria, casi. Simplificando mucho, para la Iglesia, el requisito indispensable para hablar de matrimonio es la posibilidad de procrear una familia, como en el soneto son los catorce versos. Claro que siempre podemos cambiar los nombres, a lo Humpty Dumpty, para demostrar quien manda.

José Luis Piquero dijo...

Creo que la debilidad del cristianismo (con esa palabra quieres indicar disposición al diálogo, supongo) no es un gracioso presente de la Iglesia, sino la consecuencia del cambio de poder hacia la sociedad civil. Históricamente, la Iglesia nunca ha cedido poder voluntariamente: se lo han (hemos) arrebatado. Insisto en que la libertad no ha florecido bajo el cristianismo, sino a pesar de él. La Iglesia sigue propagando mensajes contrarios a las libertades ciudadanas, con la diferencia de que ahora puede hacer presión pero no imponer, lo que hasta hace bien poco sí podía.
Creo que tu argumentación podría ser más efectiva por otros derroteros: el papel histórico de la Iglesia en la promoción del arte y la preservación de la cultura y los documentos (aunque iría a por ti en la censura y la persecución-quema de intelecturales) o la lucha contra la exclusión social.
Has usado un argumento que no apruebo. Suponer que quien critica a A apoya a B. Que quien critica a Bush apoya a Fidel, o al revés. Yo no sólo no soy pro-islámico (en el mismo sentido en que no soy pro-cristiano) sino que deploro el integrismo islámico e incluso, sin llegar al integrismo, los atavismos del islamismo (siento tantas rimas) en lo que toca, por ejemplo, a la mujer. Y muchas más cosas. Si el cristianismo no me parece un modelo, imagínate lo que pienso de las demás religiones, las cuales aún conservan su poder. Imagínate lo que pienso de los telepredicadores americanos, de todas esas sectas (como decían los Luthiers, está bien dicho lo de secta, porque antes fundó otras cinco y esta es la “secta”. Un poco de humor).
Yendo a terrenos más personales, rechazo absolutamente lo del componente malditista de mi poesía, salvo que malditista sea la poesía triste y algo dramática. De lo que trata mi poesía es de los conflictos y acuerdos con el mundo y en ella no hay un enemigo claro a batir, como no sea el propio mundo, la dialéctica individuo-los demás. Si alguna vez, por lo que sé, algún poema mío ha inquietado a alguien, no ha sido a un cristiano ni a un conservador señalado (aunque podría, pero nunca he apuntado contra esos flancos, creo) sino simplemente a otro individuo que mantiene su propia relación de amor-odio con la existencia. Es decir: mi poesía nunca ha ido (o no significativamente) contra ningún código de valores, ideología o creencia. Al menos no con expresa intención de hacerlo (aunque sí lo haga en artículos o posts), a diferencia, por ejemplo, de d’Ors y otros (Beades, tú mismo...), que hacéis expresa manifestación, según el caso, de posturas religiosas y/o políticas, lo que se traduce en ir a favor de X y en contra de Y.
Significativamente, me gusta la poesía de todos los citados, pero no creo que esto sea extraño ni haya que recalcarlo como un hecho excepcional. No sé, pienso ahora que “Madrid de corte a checa” (y vuelvo a poner ejemplos extremos, NO comparativos) me parece una novela excepcional.
Repecto al matrimonio... casi mejor no seguir. Ya me he extendido mucho y creo que estoy abusando. Es que yo me animo enseguida.
Es un placer este pequeño debate privado.
Un abrazo.