martes, 4 de enero de 2011

Tobogán

Duermo la siesta y suena el despertador. Le doy un toque y lo callo y caigo de nuevo dormido pero de pronto suena de nuevo. Está en modo snooze. Se repite la operación cuatro o cinco veces, y todas me duermo, y me despierto. Contra lo que pueda pensar el amable lector la sensación es agradable. Tiene un regusto a infancia que ya había olvidado. Es como tirarse por un tobogancito y el brusco aterrizaje enseguida y vuelta a subir y a caer, ups, y a aterrizar. Me he levantado, por fin, feliz como un niño.

4 comentarios:

NGG dijo...

Antie (anteayer) estuve 20 ó 30 minutos observando a mi hija pequeño( 2 añitos) subir y caer, ups, aterrizar por un tobogancito de EL Corte Inglés deleitándome con una mirada pícara y una carcajada contagiosa en cada aterrizaje, y un "Papá, papá, mia, mia"( mira, mira) antes de cada "despegue".
Sus Majestades lo Reyes Magos de Oriente me ze han adelantao.
Touché, Majestades, touché.

Juan Ignacio dijo...

Para quien tiene una hora más o menos fija que cumplir, el snooze puede seguir siendo una experiencia infantil, pero algo distinta. Es estar jugando en la plaza o en la casa de los primos, disfrutando, ajenos aún al tiempo y las obligaciones, y venir el padre a decir: "chicos, nos vamos". Apretar el botón de snooze es: "No, papá, un ratito más". A lo que el padre acepta pero el ratito pasa y vuelve: "Ahora sí, vamos". Y allí un nuevo pedido infantil: "Esperá que terminamos este juego". Y asi siguiendo, en función de las ganas o posibilidades del padre.

Mora Fandos dijo...

Toboagain!

E. G-Máiquez dijo...

Bravo por la niña de NGG.

Bravo por la nueva propuesta de Juan Ignacio, que probaré a la primera oportunidad.

Y bravo por el juego de palabras, magistral y juguetón, de Mora Fandos.

Qué fiesta (infantil).