jueves, 27 de enero de 2011

Vladimír Holan, Dolor, Hiperión, 1986, trad. Clara Janés

Hay cuatro o cinco poemas en ese libro ante los que incluso las irreverentes tijeras del barbero, que no se cortan, tiemblan y boquean, sin atreverse a entrar. Del resto, han recortado estos mechones:


Hay destinos
donde  todo lo que carece de temblor no es sólido.
*
Todo, hasta el mismo silencio,
tiene algo que callar.
*
[…] quieres escribir un poema
tan sencillo y diáfano que sería invisible
[…] pero tal vez un ángel
lo leyera.
*
Lo que sólo es poético mata la poesía…
*
Hubiera debido buscar palabras cotidianas.
Ni siquiera al vino sin consagrar
se le puede añadir nada.
*
[...] aunque el corazón patalee sin cesar.
*
Incluso pecador, un cura es un cura…
Pero el poeta […]
*
presiente una palabra tan grávida, que debería estar encerrada
en un libro imposible de sostener en la mano…
*
Qué silenciosamente bebe el caballo…
*
Un poema
es un don… Sí, pero lo hablado vale más que lo escrito…
¡Qué daría por un amigo!
*
Todo es un poco más plano,
como un poema escrito a máquina
o una iglesia con calefacción…
*
En el jardín, la lluvia
se tiñe el pelo como el saúco.
*
Sólo el ángel de la guarda no entra ni sale,
siempre está con nosotros, conmigo casi cincuenta años,
y, sin embargo, hasta hoy nunca se me ha ocurrido
ofrecerle un vaso de vino.
*
Dios, ese amante no correspondido…
*
[El dolor]
es siempre mayor que el hombre,
y sin embargo tiene que caberle en el corazón. 

3 comentarios:

Ignacio Trujillo dijo...

¡Gracias barbero!

¡Que arte! un poco más plano "como una iglesia con calefacción..." o con velas votivas eléctricas - diría yo- o una tortilla de patatas al vacío, o un libro digital (quizá allí se encierren las palabras grávidas) o un bar de copas sin humos... La verdad con el tiempo todo se hace más plano.

¡Como las croquetas de nuestras madres que se quite lo demás!

Juan Ignacio dijo...

"como un poema escrito a máquina
o una iglesia con calefacción…"

Miriam dijo...

"Aunque el corazón patalee sin cesar"
Me encanta¡¡¡ Es como cuando el oido se niega a olvidar