viernes, 21 de abril de 2006

Abel Feu nos escribe:

Queridos tres*:
va enlace con un premio
que ya ha pasado.

Llegamos tarde...
Si no, hubiese ganado
alguno vuestro.

(Perdimos éste...
Pero el último tren
no hay quien lo pierda.)

Mi pobre haiku,
compuestito y sin alma,
se quedó en tierra.

Grandes abrazos:
abrazos heptasílabos
y pentasílabos.

*[Nota del Transcriptor: En principio, los tres destinatarios del correo electrónico, que mi imprudencia publica, éramos José Mateos, Jaime García-Máiquez y un servidor.]

[Otra N. del T.: Abel Feu se me queja con este haiku: "¡Rayos y truenos! / Un haijin sorprendido en / haikus menores", que no está nada mal. Aprovecho para avisar que el haiku central no me parece menor, ni mucho menos. Y que el último, que lo es, no deja de ser encantador, ¿no?]

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo del Haiku en castellano, no lo entiendo. Mi amiga Chieko, de Saporo, opina lo mismo. Ella tan japonesita habla un castellano estupendo fruto de sus 6 años en España; estudia flamenco en una academia importante: estudia y baila muy bien. Le apasiona la cultura española y en especial la andaluza. Ella me dice, y creo que buen criterio, que si en España tenemos la soleá para que queremos hacer haikus. Además, los haikus en castellano le suenan regular: en japón utilizan 3 alfabetos distintos, cada uno con su sistema métrico.... imaginaros.
De todas formas os respeto, hacedores de haikus. Tampoco quiero que entdáis esto como un ataque de orgullo ibérico.
Un abrazo.

E. G-Máiquez dijo...

Como siga así, cualquier día le van a decir a Chieko que lo de la soleá en japonés no se entiende. Pero no seré yo quien se lo diga, no. Porque sí que entiendo el haiku en español.
Y aún así el tema que sacas es interesantísimo y nadie mejor que Feu lo podría responder (es todo un experto en el haiku en español de ambas orillas del Oceanum Nostrum). Yo apuntaría aquí, de urgencia, que la soléa y el haiku no son equiparables más que en el número de sílabas. En la primera, prima la música (y por eso rima), mientras que en el haiku la imagen. En la primera el sentimiento, mientras que en el segundo la sensibilidad.
Claro que luego hay puntos de contacto, haikus que parecen soleares, como algunos de Cereijo en los que habla de calaveras y eso, y soleares que parecen haikus, como ésta, maravillosa, de Juan Peña, que entenderán muy bien los middle-aged con niños:

"Todavía no es tarde:
a la vida le quedan
los niños y los parques."

Anónimo dijo...

Querido Enrique, estoy de acuerdo contigo. Lo que pretendía era llamar la atención sobre lo siguiente: una forma métrica (estrófica) venida de Japón trasladada al castellano queda desvirtuada, no te parece? Al igual que si mi amiga Chieko escribiera un madrigal en su lengua materna: no sería del todo un madrigal.
Con el soneto, pudimos importarlo gracias a que el italiano y el español son lenguas romances. Incluso en las lenguas anglo-germánicas se han escrito sonetos hermosísimos.
Pero el haiku, además de escribirse en otra lengua, se escribe con otra grafía. Deberíamos acuñar otro término, entonces.
Disculpa, de todas formas, porque las opiniones las emito en calidad de lector apasionado y no de estudioso, como Feu.
Un abrazo.

P.S.- magnífica soleá de Juan Peña!

E. G-Máiquez dijo...

Yo también hablo en calidad de lector entusiasta; y es por eso que digo que no nos queda más remedio que perdonar esta importación contrabandista si produce resultados tan hermosos como, por ejemplo, el de Miguel d'Ors:

Para el aroma
nocturno del jazmín
no hay alambradas.

Anónimo dijo...

¡Rayos y truenos!
Un haijin sorprendido en
haikus menores.

Anónimo dijo...

Me gusta este cuaderno, que se está haciendo experto en debates sobre teoría literaria...

E. G-Máiquez dijo...

Pues mañana más teoría literaria...