lunes, 10 de abril de 2006

y en Guerra con mis entrañas

Yo confiaba en que algunos socialistas, en virtud de sus ideas, no de las mías, pararían el disparate del Estatuto. Qué decepción. Alfonso Guerra votó sí, y ahora se rebota.

Me molesta especialmente que él, tan machadiano (dice), pueda estar aplicándose estos versos:
No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada:
Yo vivo en paz con los hombres
y en Guerra con mis entrañas.

En paz con los prohombres del partido, pensará, y con las entrañas revueltas, qué le vamos a hacer. Pero don Antonio Machado no hablaba de eso, no, ni mucho menos.

Tendría que aplicarse un refrán. O "A buenas horas, mangas verdes" u "Obras son amores y no buenas razones". Y si a alguno le parece muy como de abuela lo de andarse con refranes a estas alturas, también le valdría aquello de uno de nuestros tatarabuelos más heráldicos. Que lo exclamó Minaya en el Poema del Mío Cid, retratando para siempre un vicio nacional:
Lengua sin manos, ¿cómo osas hablar?




1 comentario:

Anónimo dijo...

Los orcos del mundo tolkiano sienten miedo -y desprecio- ante sus enemigos, Hombres, Elfos, y gente de bien. Pero hay alguien que les infunde aún más miedo: el Señor Oscuro, su propio jefe. Que los destruiría reduciéndolos a la nada en el mismo instante en que vacilaran en su "lealtad". Así que al final siguen la voz de su amo.