Nada bueno. Me había hecho la ilusión de un fin de semana de horas de laboro, que es mucho lo que tengo pendiente: un prólogo a una traducción de Chesterton, los últimos retoques a mis versiones de los poemas de Mario Quintana y una reseña a Monda y desnuda, el libro de Cesáreo Bandera sobre el Quijote, que quiero hacer por una cuestión de estricta justicia: de todo lo que salió el año pasado con ocasión del aniversario, nada se le puede comparar en finura crítica y en buena prosa.
Pero sin Leonor en casa, me dedico a subir y bajar la escalera, a encender y apagar la tele, a abrir y cerrar la nevera, a entrar y salir de mi blog... Todo esto a ella le da (además de cierta vanidad femenina muy graciosa) rabia porque dice, con sentido común: "aprovecha cuando me voy y así, cuando esté en casa, podríamos salir más". Y tiene toda la razón, pero sin ella aquí me desinflo. A cambio, está muy guapa cuando se enrabieta un poco.
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