domingo, 23 de abril de 2006

No es bueno que el hombre esté solo

Nada bueno. Me había hecho la ilusión de un fin de semana de horas de laboro, que es mucho lo que tengo pendiente: un prólogo a una traducción de Chesterton, los últimos retoques a mis versiones de los poemas de Mario Quintana y una reseña a Monda y desnuda, el libro de Cesáreo Bandera sobre el Quijote, que quiero hacer por una cuestión de estricta justicia: de todo lo que salió el año pasado con ocasión del aniversario, nada se le puede comparar en finura crítica y en buena prosa.

Pero sin Leonor en casa, me dedico a subir y bajar la escalera, a encender y apagar la tele, a abrir y cerrar la nevera, a entrar y salir de mi blog... Todo esto a ella le da (además de cierta vanidad femenina muy graciosa) rabia porque dice, con sentido común: "aprovecha cuando me voy y así, cuando esté en casa, podríamos salir más". Y tiene toda la razón, pero sin ella aquí me desinflo. A cambio, está muy guapa cuando se enrabieta un poco.

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