viernes, 21 de abril de 2006

Y dale con Dante.

A la hora de comer, una lectora de mi blog (esto es, mi mujer) me comenta: “Estás obsesionado con Dante”. Y vaya, yo me asusto, porque se cuenta por ahí que la primera mujer de Julio Martínez Mesanza alegó, en el juicio de la separación, que su marido no hacía otra cosa que leer la Divina Commedia. Pero la mía me tranquiliza: “Me parece bien, los demás están obsesionados con El Código da Vinci. No hablan ni escriben de (o contra) otra cosa.

Y entonces me da un vahído de vanidad. Desde el principio pensé que a El Cólico da Vinci se le está dando una importancia que no tiene, ni de lejos, y que empacha. Como la vida es tan breve, apenas si hay tiempo para ocuparse de los grandes. A los del ruido y el jaleo, se les debe aplicar el consejo que Virgilio de a Dante en el Canto III:

Fama di loro il mondo esser non lassa;
misericordia e giustizia li sdegna:
non ragioniam di lor, ma guarda e passa.


Memoricen, sobre todo, el último verso: “No hables de ellos, sino mira, y pasa”. Y pasemos, amigos, pasemos de ellos.

1 comentario:

Marta Salazar dijo...

Gracias por tu comentario en mi columna sobre el Código! Un gran saludo!